Pamela Uribe Valdés
Nadine Gordimer (1923-2014) |
Poco o nada se conoce sobre literatura africana en Chile, me atrevo a señalar. Presumo que tampoco en Latinoamérica. Lo mismo debe ocurrir con la gran cantidad de obras procedentes de Asia, Oriente Medio u Oceanía (podría seguir afirmando que tampoco conocemos mucho sobre literatura chilena, pero eso ya es harina de otro costal). Sin ser esto una falta atroz, ni motivo de excomuniones intelectuales, podría señalar que esta omisión es un síntoma que, por una parte, se debe a la existencia de un currículo altamente europeizado y, por otra, a la falta de interés por las manifestaciones de estas partes del mundo, esto último deviene en una escasez de traducciones y, por ende, de ejemplares en el mercado.
Mi intención hoy es
sorprenderlos, de manera siempre muy sucinta, con algunos escritores que
nacieron en estos alejados, desconocidos y exóticos territorios, porque;
sorpresa: ¡En Sudáfrica también se escribe!
Quisiera comenzar
con los premios Nobel en Literatura – pues tienen otros cinco laureados en las
áreas de Medicina y de la Paz – que son dos al igual que en Chile; Nadine
Gordimer y John Maxwell Coetzee, en 1991 y 2003, respectivamente.
Nadine Gordimer fue una descendiente de inmigrantes judíos nacida en una pequeña localidad minera cercana a Johannesburgo. En la mayoría de sus obras – tanto novelas como relatos breves – se aborda el problema social de Sudáfrica. Presentando las consecuencias del apartheid (segregación racial institucionalizada que rigió en este país hasta 1992), el exilio y la enajenación del ser humano. Comprometida luchadora contraria al sistema, Gordimer defendió la causa de la liberación de Nelson Mandela, con quien estableció una profunda amistad. Su lucha contra la segregación racial quedó sintetizada en la frase “Yo soy africana y el color de la piel no importa”; sentencia rotunda en el discurso de entrega del Nobel. De sus obras una de las más conocidas es “El conservador”, por la cual obtuvo el Premio Booker en 1974.
Mucho más conocido
es J. M. Coetzee, este matemático e informático –
formación comparable con la de nuestro Nicanor Parra, lo que nos plantea una
reflexión en que la compatibilidad entre la literatura y las matemáticas no es
tan descabellada – nació y estudió en la cosmopolita Cape Town. Su obra
caracterizada por el estilo austero, simbólico y metafórico, revela una postura
en la que cuestiona y se levantan contra las consecuencias negativas del
apartheid. A diferencia de sus colegas, evita ser objeto de la atención pública
y no es muy proclive a hacer declaraciones o dar entrevistas. La obra de
Coetzee, al igual que la de Gordimer es vasta, en este caso mencionaré sus
libros más reconocidos “Waiting for the Barbarians” (“Esperando a los bárbaros”),
que lleva a los lectores al oscuro corazón del apartheid, y “Disgrace”
(“Desgracia”), por el que ganó su segundo Booker Price.
Podría continuar
mencionando una gran cantidad de autores, incluso a J.R.R. Tolkien, quien es
inglés, pero nació en Bloemfontein. El tema quedará pendiente para una nueva
columna. Sólo quisiera que recordaran que en Sudáfrica se escribe y muy bien.
Pamela Uribe Valdés: "A la literatura nunca se llega por azar. Nunca, nunca." Dijo Roberto
Bolaño en una entrevista, humildemente creo que no soy una exception a
esa regla... Mi nombre es Pamela Uribe Valdés, nací y estudié pedagogía
en Santiago de Chile. El azar me llevó a la ciudad de Talca, lugar donde
decidí cursar un magíster. Actualmente vivo en Stellenbosch, Sudáfrica y
mientras aprendo de la nación del arcoíris, leo y escribo algunos
breves comentarios sobre formas literarias que para mí son nuevas y
sorprendentes, como todo en este país."
Créditos
Fotografías de los autores y las obras, Wikipedia (Licencia CC).
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