"Kunst ist Magie, befreit von der Lüge, Wahrheit zu sein." / (El arte es magia, libre de la mentira de ser verdad).
Theodor Adorno
Escribo el siguiente artículo con el escrúpulo de ser uno más de los que llenan los medios hablando de los mineros de la Mina San José. Sin quererlo, sé que contribuyo al hastío de cada vez más personas que, como yo, se han visto atosigados por la proliferación de "noticias" al respecto. Por lo mismo es que escribo. Para hablar precisamente de eso y de los propósitos no tan ocultos de ello. Pues ya no basta con apagar el televisor o la radio. La noticia de los mineros estaba en el aire, en las conversaciones personales, en internet. Sólo un aislamiento antinatural podría habernos "salvado" de saber.
No cuestiono el hecho de preocuparse por el prójimo y de hacer lo posible por rescatarlos. Lo que está en entredicho en el tratamiento comunicacional y el uso político de esa catástrofe. Le escuché a Santiago Pavlovic que eso lo hubiera hecho cualquier gobierno. Pero eso no es excusa. No se puede dejar pasar el hecho sólo por que "los demás lo harían".
Lo que vimos fue una escenificación. Los mineros eran reales, el hoyo era real, la catástrofe era real. Pero todo era un simulacro de la realidad. Las cámaras, los gestos, los tiempos, el suspenso de los mensajes continuos y que no adelantaban nada. Por mucho vimos cómo los mineros se volvían héroes en desgracia que eran rescatados por otros héroes con poder.
La escenificación está cercano a lo artístico. Hay un diseño en la disposición de los elementos. Los adornos, los tiempos, la hipercobertura, están ahí para darnos una experiencia estética, de los sentidos. Creer de nuevo en que los milagros existen, sentirnos parte del heroísmo, que la vida es frágil, pero valiosa. Como escuché por ahí, el país estaba "unido en un solo corazón", pero, ante todo -y eso no hay que olvidarlo-, todo esto enmascara el hecho de que los mineros fueron víctimas. No soy el primero en decirlo y ojalá no sea el último. Ellos pasaron el peor momento de sus vidas por trabajar en una situación precaria. Regocijémonos con que todo salió bien, pero miremos debajo de la carpa. Démonos cuenta de que detrás de los "corazones arriba" y la felicidad envasada se quiere esconder lo verdadero, el gran peso de nuestra existencia como chilenos.
Walter Benjamin hablaba de la "estetización de la política" y que atribuía al totalitarismo fascista, acá lo vemos reducido a una herramienta neoliberal como producto de consumo. Todos vendieron. Los canales de televisión, los publicistas, el gobierno. El heroísmo fue la moneda de cambio con la que los poderosos explotaron esta mina de desamparados.
Créditos por las fotos:
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