lunes, 14 de septiembre de 2020

La Divina Comedia - Fragmento

 Dante Alighieri




En medio del camino de la vida,
errante me encontré por selva oscura,
en que la recta vía era perdida.

¡Ay, que decir lo que era, es cosa dura,
esta selva salvaje, áspera y fuerte,
que en la mente renueva la pavura!

¡Tan amarga es, que es poco más la muerte!
Mas al tratar del bien que allí encontrara,
otras cosas diré que vi por suerte.

No podría explicar como allí entrara,
tan soñoliento estaba en el instante
en que el cierto camino abandonara.

Llegué al pie de un collado dominante,
donde aquel valle lóbrego termina,
de pavores el pecho zozobrante;

miré hacia arriba, y ví ya la colina
vestida con los rayos del planeta,
que por doquier a todos encamina.

Entonces, la pavura un poco quieta,
del corazón el lago, serenado,
pasó la angustia de la noche inquieta.

Y como quien, con hálito afanado
sale fuera del piélago a la riba,
y vuelve atrás la vista, aun azorado;

así mi alma también, aun fugitiva,
volvió a mirar el temeroso paso
del que nunca salió persona viva.

Cuando hube reposado el cuerpo laso,
volví a seguir por la región desierta,
el pie más firme siempre en más retraso.

 


 

 

Y aquí, al comienzo de subida incierta,
una móvil pantera hacia mí vino,
que de piel maculosa era cubierta;

como no se apartase del camino
y continuar la marcha me impedía,
a veces hube de tornar sin tino.

Era la hora en que apuntaba el día,
el sol subía al par de las estrellas,
como el divino amor, en armonía

movió al nacer estas creaciones bellas;
y hacíanme esperar suerte propicia,
de la pantera las pintadas huellas,

la hora y dulce estación con su caricia:
cuando un león que apareció violento,
trocó en pavor esta feliz primicia. 

Venía en contra el animal, hambriento,
rabioso, alta la testa, y parecía,
hacer temblar el aire con su aliento.

Y una loba asomó; que se diría,
de apetitos repleta en su flacura,
que hace a muchos vivir en agonía.

De sus ardientes ojos la bravura,
de tal modo turbó mi alma afligida,
que perdí la esperanza de la altura.

Y como aquel que gana de seguida,
se regocija, y al perder desmaya,
y queda con la mente entristecida,

así la bestia, me tenía a raya,
y poco a poco, en contra, repelía
hacia la parte donde el sol se calla.

Mientras que al hondo valle descendía,
me encontré con un ser tan silencioso,
que mudo en su silencio parecía.

Al divisarle en el desierto umbroso,
«¡Miserere de mí!» clamé afligido,
«hombre seas o espectro vagaroso.»

Y respondió: «Hombre no soy: lo he sido;
Mantua mi patria fué, y Lombardía
la tierra de mis padres. Fuí nacido,

«Sub Julio, aunque lo fuera en tardo día,
y a Roma vi, bajo del buen Augusto,
en tiempo de los dioses de falsía.

«Poeta fuí; canté aquel héroe justo,
hijo de Anquises, que de Troya vino,
cuando el soberbio Ilión quedó combusto.

«¿Mas tú, por qué tornar al mal camino,
y no subes al monte refulgente,
principio y fin del goce peregrino?»

«¡Tú eres Virgilio, la perenne fuente
que expande el gran raudal de su oratoria!»
le interrumpí con ruborosa frente,

«¡Oh! de poetas, luminar y gloria,
¡válgame el largo estudio y grande afecto
que consagré a tu libro, y tu memoria!

«¡Oh mi autor y maestro predilecto!
de tí aprendí tan sólo el bello estilo,
que tanto honor ha dado a mi intelecto.

«Esa bestia me espanta, y yo vacilo:
¡de ella defiéndeme, sabio famoso,
que hace latir mis venas, intranquilo!»

Al verme tan turbado y tan lloroso,
«Te conviene tomar», dijo, «otra vía,
para salir ele sitio tan fragoso.

«La bestia que tu marcha contraría,
no permite pasar por su apretura
sino al que se le rinde en agonía.

«Es tan maligna, empero su magrura,
que de apetitos y de cebo henchida,
hambrea más cuanto es mayor su hartura.

«Con muchos animales hace vida,
y muchos más serán, hasta que encuentre
al Lebrel que la inmole dolorida.

«Este no vivirá de tierra y güeltre,
sino de amor, virtud, sabiduría,
y su nación, será entre Feltre y Feltre.

«Él salvará la humilde Italia, un día,
por quien murió Camila y Eurialo,
y Niso y Turno, heridos en porfía;

«perseguirá do quier sin intervalo
esa bestia feroz, hasta el infierno,
que de la envidia fué el enjendro malo.

«Mejor que tú, por tí pienso y discierno;
sigue, seré tu guía en la partida,
hasta llevarte a otro lugar eterno.

«Oirás allí la grita dolorida,
y verás los espíritus dolientes,
que claman por perder segunda vida.

«Después verás, en llamas siempre ardientes
vivir contentos, llenos de esperanza,
los que suspensos sufren penitentes,

«porque esperan gozar la bienandanza;
y si quieres subir, alma más digna,
te llevará a celeste lontananza;

«pues el Emperador que allá domina,
porque desconocí su ley eterna,
me veda acceso a su ciudad divina.

«El universo desde allí gobierna:
ese es su trono y elsvado asiento:
¡Feliz el que a sus plantas se prosterna!»

«Poeta», dije, en suplicante acento:
«por el dios que te fué desconocido,
sálvame de este mal y de otro evento.

«Llévame donde tú me has ofrecido,
de san Pedro a la puerta luminosa,
al través de ese mundo dolorido.»

Marchó y seguí su planta cautelosa.


Traducción de Bartolomé Mitre




Crédito de las imágenes:

Los dos primeros grabados son de Gustav Doré para la Divina Comedia. El primero está coloreado (cc) Wikipedia. El segundo se encuentra en Pinterest.

La última imagen es la portada de la traducción hecha por Bartolomé Mitre. No hay indicación de autor.

viernes, 11 de septiembre de 2020

René Olivares Jara
 
 

 
 
 
¿Habrá que cantar cada año
las palabras del once?
¿Repetir nuevamente
el horror
el martes perdido en la memoria
y reencontrado por las calles?
 
El diente perdido de mi padre
El abrazo de mi abuelo al encontrar
al hijo arisco salvado del olvido
El miedo de mi madre
de recoger papeles en la calle
de hablar sobre nosotros con extraños
con los amigos
con la familia
 
No hables con nadie de política
No hables de tu padre
No hables
 
No desaparecimos pero
callamos
estuvimos
permanecimos
 
Y aprendí que el afuera es peligroso
aprendí que hay mucha noche en el corazón de las personas
que entre nosotros viven asesinos
que los cuchillos creen tener honor
que las manos acarician
o queman con cigarros
que hay hermanos y hermanos
que la normalidad es frágil
y que el horror siempre está presente
pero que a veces se desata
 
Yo no estuve
pero estuve.
No vi los tanques
pero sentí la bota
No perdí mi diente de una patada
ni dormí en una cama enchufable
pero callamos mucho tiempo
y el once no es un número en el calendario
es la cicatriz en el corazón
la esquina en que dobló la vida.
 
¿Habrá que cantar cada año
las palabras del once?
¿Repetir tal vez
esperanza       horror      memoria?
Habrá que cantar cada año
mientras el once viva
todavía entre nosotros.
 
(11-09-2020)
 
 
 
 
 
Crédito de las fotos: (c) René Olivares Jara
 

lunes, 7 de septiembre de 2020

"Extramuros" (segunda entrega) de Hugo Villar



 

 

 El tiempo y las cosas

 

Y murió mil años

con las madrugadas

ardiendo.

Ya no recuerdo qué es el tiempo,

ni la mitad de las cosas,

esta ciudad es tan negra,

como las noches negras,

como el humo negro,

y los cementerios temblando

sin preocuparse de las cosas

ni el tiempo,

ni el sonido del ser,

la nada es tan triste.

Soy como el fracaso del tiempo

y las cosas.

 


 

Medianoche

Los filósofos cínicos

otra vez,

con el semen ardiendo

otra vez,

con los ojos hinchados

tienes que dar otra vuelta

madrugadas frías,

sangra el olvido,

sobre una mujer triste

sola en la ciudad

como un filósofo cínico,

como un filósofo perro,

caminando sola y desnuda

sobre una ciudad triste,

con el semen ardiendo en las entrañas,

con las manos sucias,

y los ojos hinchados,

con hambre y miseria,

como los filósofos perros

masturbándose en las plazas públicas

otra vez con el vientre roto

y los ojos hinchados

de llanto y de tristeza,

como los filósofos perros

con el semen ardiendo

chorreado en las plazas públicas,

la sangre es más espesa que el agua

la noche se parte en dos

como un grito ciego

como mil animales copulando al mismo tiempo

como una mujer sola,

desnuda frente al espejo

con ganas de matar,

con unas ganas

Ubérrimas

Trans-oceánicas

Colosales

de volarle los sesos a alguien,

con los ojos hinchados

sola y triste

feroz y desnuda,

con las manos sucias,

y el pecho agusanado,

como una mujer sola

con ganas de morir,

con ganas de copular,

triste y desnuda

con las piernas ardiendo.

 

 

 

Salmo XII

A Dios

[Si está en algún lugar o ninguno]

Que sufra por los que tienen hambre y tienen sed,

por los borrachos, el sida y los funerales,

por los parias y los poetas, por dementes y traidores,

por asesinos y enajenados,

por los mejores tiranos del mundo, las prostitutas feas

y los ancianos que ya no recuerdan quienes son.

Por los ahorcados y fusilados,

por todas las mujeres que perdieron un hijo,

por los ataúdes y los desgraciados,

por los que lo perdieron todo y usan camisas sucias,

por pobres y ricos,

por los enfermos y los humillados,

por la desilusión de un niño.

Que sufra por todos los que estén a punto de morir,

por mujeres violadas y sacerdotes suicidas,

por familias rotas.

Y amado sea aquel

que cruza la calle sin mirar,

el que lleva zapatos rotos y llora frente a los espejos,

el que usa cuello, hueso y pelo,

el que perdió su alma en un pueblo sin sombras,

el que odia pero no quiere odiar, el que sufre en las cantinas.

Amado sea aquel que no sabe quién es,

el que quiere ser menos malo,

el que camina con mustia en los ojos,

el que no sabe rezar y come porotos,

aquel que no se reconoce en el reflejo de su imagen,

el que miente a menudo, el pobre de corazón,

 y el intelectual perdido en sus razones.

Amado sea aquel que grita en las noches obscuras

con la desesperación en las manos,

con pasado, hígados, neuronas y tórax,

con las mañanas y la escarcha.

Amado el que se sacrifica y suda por los que ama,

el que no sabe escribir ni contar las estrellas,

el suicida sea amado, como aquel que amó demasiado.

 

 

 

Shi – Fu

A Bolaño

Estaban ambos sentados.

B transpiraba sin mirar la cámara,

yo transpiraba sentado en el Shi- Fu,

en esa época ya no me reconocía,

las meseras no me reconocían,

ni las secretarias, ni las vitrinas, ni los ventanales.

Hablaban de un escritor argentino.

B decía que la chica estaba perdida en Nueva York

que eso era cierto, yo estaba perdido

tenía esa sensación de ausencia,

de pronto comenzó a hacer frío

la mesera dijo que no me había visto,

yo le dije que esa tarde me sentía fantasmal.

B hablaba de Robert de Niro, de hígados rotos

y golpes en la cara, luego habla de hologramas y librerías

yo leía un poema sobre detectives perdidos

con frío y desesperación, ya no tenía prisa por llegar a ninguna parte.

B Hablaba de los manicomios, de Mario Santiago y los asesinos,

yo me ponía de pie mirando las azoteas, sentía un extraño vacío

pensé que esta vez era para siempre.

 

 

 

Nocturno

Ya no estoy solo,

quiero hablar con alguien,

esta noche es la más larga.

Espero algún día encontrarme con mi madre,

espero no volver a ser yo,

ni mi sombra,

ni mis pasos,

ni el eco de mi voz.

Espero no volver a escribir,

ya no estoy solo,

la pena del mundo

y la soledad del hombre

me acompañan

en esta noche,

que es la más larga.

 

 

 

El tercer hombre

Un poco de ropa para estos hombres tristes

con los ojos sangrando bajo el agua,

sublime y furioso,

como toda la belleza del mundo.

Un poco de pan para estos hombres tristes

ya no tienen cielo donde amanecer

las flores y el silencio

con las manos partidas

esta distancia es caos

el caos ya no existe.

Un poco de caos para estos hombres tristes

¡Míralos!

están llenos de nada,

no saben dónde van,

la vida es feroz,

el tiempo no regresa.

Un poco de muerte para estos hombres tristes

sólo un poco,

porque ya tienen mucha.

 

 


 

 

Esta es la segunda entrega de Hugo Villar Urrutia (Talca, 1981) de su libro Extramuros (2015) para El descanso en la escalera. Él es poeta y creador audiovisual. Estudió Pedagogía en Religión y Filosofía en Talca y, posteriormente, cursó un Magister en Literatura y Artes Visuales en la Universidad de la misma ciudad.


En cine ha trabajado en la dirección de Talca On The Road (videoarte) y los documentales Sota y Sonrisas de Paz. Del mismo modo produjo, actuó y escribió el guión de la primera película de acción talquina, Los Culpables, estrenada en 2017.

En literatura, además de Extramuros ha publicado El Impostor (2016) y ha participado en la antología de poesía social Verbo Latente (2018).

Actualmente es columnista del suplemento “Temas” de diario El Centro y se desempeña como profesor en la escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca.

 

Créditos de los collages: Hugo Villar