miércoles, 27 de marzo de 2024

Dos poemas

 Langston Hughes

Traducción de René Olivares Jara

 



El negro habla de ríos

 

He conocido ríos:
He conocido ríos arcaicos como el mundo y más antiguos que el flujo de la sangre humana en las venas humanas
 
Mi alma ha crecido profunda como los ríos.
 
Me bañé en el Éufrates cuando el alba era joven.
Construí mi cabaña cerca del Congo y me arrulló hasta dormirme.
Contemplé el Nilo y alcé las pirámides sobre él.
Escuché el canto del Mississippi cuando Abe Lincoln descendió hacia Nueva Orleans y he visto su pecho fangoso volverse totalmente dorado al atardecer.
 
He conocido ríos:
Ríos antiguos y morenos.
 
Mi alma ha crecido profunda como los ríos.

 

 


 

Que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos
 
 
Que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos.
Que sea el sueño que solía ser.
Que sea el pionero en la llanura
Buscando un hogar en donde él mismo sea libre.
 
(Estados Unidos nunca fue Estados Unidos para mí.)
 
Que Estados Unidos sea el sueño que los soñadores soñaron…
Que sea esa gran tierra fuerte de amor
En donde nunca los reyes se confabulen ni los tiranos intriguen
A que algún hombre sea aplastado por uno de arriba.
 
(Eso nunca fue Estados Unidos para mí.)
 
Oh, que mi tierra sea una tierra en donde la libertad
No esté coronada con una diadema de falso patriotismo,
Pero que la oportunidad sea real y la vida sea libre
Que la igualdad esté en el aire que respiramos.
 
(Nunca ha habido igualdad para mí,
Ni libertad en esta “patria de los libres”.)
 
Dime, ¿quién eres tú, que murmura en la oscuridad?
¿Y quién eres tú que dibuja su velo a través de las estrellas?
 
Soy el blanco pobre, engañado y apartado,
Soy el Negro llevando las cicatrices de la esclavitud.
Soy el indígena expulsado de la tierra,
Soy el inmigrante aferrándose a la esperanza que busco…
Y encuentro solamente el mismo antiguo plan estúpido
Del perro comiéndose al perro, del poderoso aplastando al débil.
 
Soy el hombre joven, lleno de fuerza y esperanza,
Enredado en esa antigua cadena sin fin
¡De beneficio, poder, ganancia, de arrebatar la tierra!
¡De arrebatar el oro! ¡De apoderarse de las formas de satisfacer la necesidad!
¡Del trabajo de los hombres! ¡De quitar la paga!
¡De poseer todo por la propia codicia!
 
Soy el granjero, siervo de la gleba.
Soy el trabajador vendido a la máquina.
Soy el Negro, sirviente de todos ustedes.
Soy el pueblo, humilde, hambriento, pobre…
Hambriento aún hoy a pesar del sueño.
Golpeado aún hoy… ¡Oh, Pioneros!
Soy el hombre que nunca salió adelante,
El obrero más pobre comerciado a través de los años.
 
Aún soy el que soñó nuestro sueño básico
En aquel Viejo Mundo cuando todavía era un siervo de los reyes,
Quien soñó un sueño tan fuerte, tan valiente, tan verdadero,
Que aún canta su poderosa osadía
En cada ladrillo y piedra, en cada suco volteado
Que ha hecho a Estados Unidos la tierra en la que se ha convertido.
Oh, soy el hombre que navegó esos primeros mares
Buscando lo que quería que fuera mi hogar…
Porque soy el que dejó la costa de la oscura Irlanda
Y la llanura de Polonia y la pradera llena de pastos de Inglaterra
Y arrancado de la hebra del África Negra Yo vine
A construir una “patria de los libres.”
 
¿Los libres?
 
¿Quién dijo los libres? ¿No yo?
¿De seguro no yo? ¿Los millones hoy en ayudas?
¿Los millones derribados cuando hacemos huelga?
¿Los millones que no tienen nada para pagarnos?
Por todos los sueños que hemos soñado
Y todas las canciones que hemos cantado
Y todas las esperanzas que hemos mantenido,
Y todas las banderas que hemos colgado,
Los millones que no tienen nada para pagarnos…
Excepto el sueño que hoy está casi muerto.
 
Oh, que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos…
La tierra que todavía nunca ha sido…
Y que aún debe ser… la tierra en donde cada hombre sea libre.
La tierra que es mía… del hombre pobre, del Indio, del Negro, MÍA…
Quienes hicimos a Estados Unidos,
Cuyo sudor y sangre, cuya fe y dolor,
Cuya mano en la fundición, cuyo arado en la lluvia,
Deben traer de vuelta nuestro poderoso sueño.
 
Claro, dime cualquier nombre feo que elijas…
El acero de la libertad no se oxida.
De aquellos que viven como sanguijuelas en la vida del pueblo,
Debemos recuperar nuestra tierra,
¡Estados Unidos!
 
Oh, sí,
Lo digo claramente,
Estados Unidos nunca fue Estados Unidos para mí
Y todavía hago este juramento:
¡Estados Unidos será!
 
Del potro de tortura y la ruina de nuestra muerte gangsteril,
La violación y la putrefacción del injerto y el robo y las mentiras,
Nosotros, el pueblo, debemos redimir
La tierra, las minas, las plantas, los ríos.
Las montañas y la llanura sin fin…
Todo, todo el trecho de estos grandes estados verdes…
¡Y hacer nuevamente a Estados Unidos!

 


 

Langston Hughes (1901-1967) fue un escritor estadounidense cuyo trabajo en la narración, el ensayo y, en especial, la poesía, tuvo una influencia enorme en el desarrollo de la literatura afroamericana en su país, y en particular, en lo que llegó a conocerse como el “Renacimiento del Harlem”.

Los poemas que publicamos aquí son una muestra de la visión democrática de Hughes, de su compromiso social hacia los grupos menos favorecidos y del rol del poeta como catalizador de ese cambio necesario. 

 

Créditos de las imágenes:


Mapa del río Mississippi: Office of the President, Mississippi River Comission (NASA Earth Observatory).
Study for Aspects of Negro Life An Idyll of the Deep South (1934) de Aaron Douglas, (c) The Nelson-Atkins Museum of Art.
The Founding of Chicago (c. 1933) de Aaron Douglas, (c) Spencer Musum of Art.