lunes, 18 de agosto de 2025

Lo que me dijo el Silencio (selección)

 Juana Inés de la Cruz
(Winétt de Rokha) 

 

 


 

 

Amor, que vas por la vida
calladamente amargando
i las rosas del ensuefio
deshojando...

Ya no llegaras a donde
me he quedado analizando
la vida, donde vivla
sonando...

Amor, que vas por la vida,
te he quedado contemplando..
 
 
*     *     *
 
Yo no escribo mis versos
para el vulgo que escruta,
ni para los que quieren
buscar literatura:

yo escribo para aquellos
que han leído en mi alma
i para los que handado
plumajes de sus alas;
 
para aquellos que acierten
comprender mi alma enferma
de belleza, de hastío
al vivir la existencia

y, por fin, para aquellos
que han vivido un momento
la vida de mi vida
con sus remordimientos... 
 
 
 
*     *     *
 
 
Ha podido juzgarme
su cerebro glacial
ha podido decirme
que soi artificial.

Mi obra habrá de salvarme
la sinceridad flota
aquella que él no tiene
ni aun con él a solas.
 
Trató a mi alma vilmente
por el motivo único
de haber por él!.. sentido
un cariño profundo.

Puedo arrojarle el guante:
mi frente esta elevada;
la suya, hacia el Supremo
Tribunal, va inclinada.
 
 
*     *     *
 
 
Para que él la comprenda
mi alma es muy infinita;
la suya le ha legado
al cerebro sus fibras,

i este cerebro solo
sabe de la analítica
i en la vara que él mide
no se mide la mía.
 
Yo sé que en el Invierno
el vendaval se enfría
yo sé que el sol sus rayos
los despide de día.

Pero eso... ¿quién lo ignora?
mas, leer en las almas,
lo que nunca han escrito,
es la gloria más alta.
 
 
*     *     *
 
 
Ante los blancos ídolos,
esculturas de carne,
en donde nuestras fuerzas
desorientadas caen,

nos hacemos artistas
para admirar la estatua
que el molde caprichoso
del pensamiento acaba.
 
Y ciegos... siempre ciegos,
nos inclinamos mudos
ante los blancos idolos
de carne de este mundo.
 
 
 
*     *     *
 
 
 
Te he visto de mi mente
salir en raudo vuelo
i he querido seguirte
pero ya no te veo.

En vano te he llamado,
cerrando los resquicios
donde podía entrarse
la razon del olvido.
 
Te has ido... no se cómo, 
talvez a, donde anidan
los que no son ni buenos
ni malos en la vida;

a la fosa comun
de las vulgaridades
i te has mezclado tanto
que ya no puedo hallarte... 
 
 
 
*     *     *

 
Impregnada de efluvios
de un desaliento; irónica,
lloraba, revolcándome
en mi dolor a solas...

Revivían sus mofas
i (extraño sentimiento)
el sufrir era grato
a mi cerebro enfermo.
 
Me sentía mas grande
i el alma arrodillacla
media el pensamiento
en su estension mas cara.

Creí de la conquista
libar el vaso de oro
que me ofreció el análisis
de su mezquino encono.

Vanamente... hoi sus ojos
me miraron sin ira...
i me sentí pequeña
juzgándome yo misma!... 
 

 
*     *     *
 
 
Siento un santo respeto
hacia aquellos pesares
que una pura inconsciencia
fué magnánima en darme.

Hoi día, que un desprecio
por todo siento en mi alma
solo mi fé primera
logra ser apreciada.
 
Esa fé que arrastraron
con crueldad por el suelo
i que ha dado, amargándome,
vuelo a mi pensamiento.

Era tan buena ¡tanto!
i así fuí iucomprendida
acaso hoi que he cambiado
me imploren de rodillas. 
 
 
 
 
 
*     *     *
 
 
Desconocida fuiste
porque has hecho de tu alma
un altar i no dejas
que profanen la entrada.

Alimentan el fuego
de tus hondos sentires
virtudes que no se hacen
cenizas i las vives.
 
Eres grande en tu espíritu
porque sabes sentirte
pequeña ante los grandes
arcanos que entreabriste.
 
Has abierto tu alma
a los hondos pasados
el presente te espera
para enclavarte acaso.
 
Mas veo hacia lo léjos
tu porvenir florido.
Celebraré en tu altar
extrahumanos ritos. 

 
 
 
*     *     *
 
 
Ha volado mi espíritu
a su mansión de nubes;
juega con las estrellas
y de brumas se cubre...

Lo empuja una corriente
de aire viciado. Busca
pureza e ideales
en los claros de luna...
 
Irradia en los confines
de su esperanza trunca
falsas resignaciones
al renacer las dudas.
 
Morir, siempre callando...
sin decir... he vivido
la vida intensamente...
cansada me retiro,
 
es una vuelta amarga
al país de los soles...
Conocer, es vivir
aunque el hastio llore. 
 

 
 
*     *     *
 
 
Estas páginas hondas
surcada de pesares
que destilan de un alma
un sombrío desastre

pudieron ser un día,
por el sol inundadas
tejidas en los aires
silbadas en las cañas
 
por todos los pastores
que saben de románticos
ensueños, que se mecen
al paso del remanso...
 
Pero se cortó el hilo
que encadenó mi vida
a la de quien ha muerto...
i con é1 mi alegría.

Por eso es que son frías
estas pájinas hondas
i destilan, por eso,
tanta hiel mis estrofas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Se levanta un altar
lo derrumba un ateo,
las cenizas calientes
lo levantan de nuevo.

El amor en mi alma
santo fuego encendía,
de un soplo lo apagaron
sus desdenes un día.
 
Hoi un alma ha vertido
nuevo aceite en la lámpara
i con una sonrisa
se ha encendido la llama. 
 

 
 
 
*     *     *
 
 
 
 
Vamos aparejados
con los lazos azules,
con los que se sostienen
los astros i las nubes.

Somos dos vagabundos
sobre un mismo camino
dos almas que nacieron
para unir sus destinos.
 
Vamos hacia el Calvario
de nuestras desventuras,
con una cruz a cuestas
saturada de brumas

no sentimos el peso
porque en nuestras cabezas
el amor se ha posado
como una recompensa. 
 
 
 

 
*     *     *
 
 
Espirando va el plazo
que tracé aquella tarde
para volver al mismo
placer que anoto al marjen

de inútiles esperas...
¿Encontraré su alma
vencida como entonces
i a mi amor desplegada?
 
Me ha cegado la noche;
se paraliza el viento;
el silencio ensordece
i voi emnudeciendo...

Solo el mutismo mio
encuentra eco en todo...
Se interpuso la vida,
cruelmente, entre nosotros. 
 

 
 
*     *     *
 
Ante la mar sin límites
a la que, tantas veces,
cruzó en peregrinaje
mi soñadora mente

me entrego sin reserva
para decirle: hermana,
eres tú de mi pena
que como tú es amarga.
 
Eres fría, he palpado
tu frialdad que comparo
a aquellas sensaciones
que en mi vida dejaron,

aquella tarde, su alma...
i la mañana aquella
que palpe las mejillas
de mi amiguita muerta.

¡Oh mar!, abre tus ondas
deja que el alma mia
se recueste en tu seno
i se quede tranquila
 
i que, tambien, se enfrie
como tus aguas buenas
i como las mejillas
de mi amiguita muerta. 
 
 

 
 

 
 
 
Sin rumbo voi siguiendo
por un ancho camino,
sobre las candideces
de las horas que han sido...

Sentí batir de alas
cuando emprendí la fuga;
la explicación ansiaba
de una hipótesis única.
 
Cánticos plañideros
me traia la brisa;
perfumes, versos suaves
que nunca se recitan.

Palpé el amor inmenso
que tenía a la vida,
con sus llantos sus quejas
i bellezas perdidas.

Conocí que es mui grande
el alma en el silencio,
que sabe mas que todos
los librajos de peso;

i me lancé al estudio
de la psicolojía,
clarobscuro misterio
traducido en mi misma. 
 
 
 

 
*     *     *
 
 
 
Se posó el desencanto
sobre mis ilusiones,
una noche en que mi alma
hilvanaba rencores.

Me habló mal de la luna,
me dijo que mis versos
eran palabras huecas,
que el soñar era feo...
 
que el amor era un mito,
estúpida la vida,
i que en su vasta frente
no había sello artístico.

Sonreía en la mesa,
con sarcasmo oportuno,
la calavera exótica
que me habla de otro mundo. 


 
 
*     *     *
 
 
Llevas en el sereno
mirar de tus pupilas
un pasado tranquilo,
que mi älma adivina.

Tu frente, quebrajada
por el pensar, ostenta
surcos que envidiarían
mis hermanos poetas.
 
Tú, nunca en una rima
lo que sientes has dicho;
no conoces los versos
de Verlaine ni Dario

Pero, en cambio, es tan puro
tu corazon de niño
que sabe del lenguaje
acariciante i rico

de Romeo i Julieta...
No lo aprendiste en libros
i por eso te canto
i te amo así, sencillo... 
 

 
*     *     *
 
 
Una ilusión cruelmente
desorientada, triste,
me arrojó bajo el ala
de un amor imposible.
 
I hoi que ante ti florece
el porvenir me encuentro
mui vieja a los veinte años
i seguirte no puedo 
 
Es la vida, la eterna
victimaria que lanza
mi alma sobre el pasado
sola i desencantada... 
 
 
 
 
*     *     *
 
 
Quise bordar con rosas
mis estériles rimas,
olvidando que mueren...
Junto a la losa fria

donde cayó su sombra
sólo altos cipreses
melancólicos, mudos,
me dicen que lo espere...
 
Mis rosas... ya no alegran
su pensativa frente!...
¿Duerme?... Entonces, silencio!...
no quiero que despierte...
 
¡Oh el silencio absoluto
en que esta sumerjido!...
He llorado en la tumba
de lo desconocido... 
 
 

 
 
*     *     *
 
 
Todas mis inquietudes
audazmente sinceras
en estos versos, hijos
de mis buenas quimeras,

dirán como he cambiado
de aquel ayer... a hoi
amé, lloré, reí,
canté a un justo dolor,
 
i hoi voi a la conquista
de un nuevo Vellocino.
Te espero en el cercano
recodo del camino... 


 

 

  

Juana Inés de la Cruz (1915)

 

Juana Inés de la Cruz es el pseudónimo que Luisa Anabalón Sanderson (1892-1951) utilizó en sus primeros dos libros (Lo que me dijo el Silencio y Horas de Sol) y que posteriormente será conocida como Winétt de Rokha. Los versos que aquí publicamos pertenecen al libro Lo que me dijo el Silencio, que comprende 3 secciones: "Lo que me dijo el Silencio", "El jardín en la sombra" y "Psicolojía pesimista". Los textos se encuentran todavía dentro de lo que podría llamarse un "modernismo tardío", pero adelantan en parte las preocupaciones que desarrollará posteriormente en su obra y le permitieron ser considerada dentro de la gran compilación de autores "de calidad" de la literatura chilena dentro de la perspectiva modernista: Selva Lírica (1916).

La versión que presentamos aquí respeta la ortografía original de la época.

Para leer el texto completo en una versión pdf: Lo que me dijo el Silencio

 

Créditos:
Todas las imágenes pertenecen a la edición de 1915 de Lo que me dijo el Silencio

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