domingo, 4 de noviembre de 2007

Un descanso para seguir: Los elegidos del sol


Hace tiempo que tengo cosas en el tintero y no las he podido publicar por tiempo. A veces el reloj puede llegar a atraparte y las cosas quizás no tan urgentes, pero de todos modos necesarias, van quedando postergadas hasta nuevo aviso. De todos modos, por mientras, dejo este pequeño presente de Vicente Huidobro, que tiene un poco que ver con lo que les digo:

Éramos los elegidos del sol
Y no nos dimos cuenta
Fuimos los elegidos de la más alta estrella
Y no supimos responder a su regalo
Angustia de impotencia
El agua nos amaba
La tierra nos amaba
Las selvas eran nuestras
El éxtasis era nuestro espacio propio
Tu mirada era el universo frente a frente
Tu belleza era el sonido del amanecer
La primavera amada por los árboles
Ahora somos una tristeza contagiosa
Una muerte antes de tiempo
El alma que no sabe en qué sitio se encuentra
El invierno en los huesos sin un relámpago
Y todo esto porque tú no supiste lo que es la eternidad
Ni comprendiste el alma de mi alma en su barco de tinieblas
En su trono de águila herida de infinito

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