"Amor y odio falsifican totalmente nuestros juicios; vemos solo defectos en nuestros enemigos, excelencia en aquellos que amamos... Una influencia similar ejercen nuestros intereses, de cualquier clase que sean, sobre nuestro juicio; lo que se opone a nuestros intereses lo juzgamos injusto y abominable. De aquí todos los prejuicios (de clase, profesionales, de sectas, de la religión). Toda hipótesis querida nos provee ojos claros para ver todo aquello que la confirma y nos vuelve ciegos a todo lo que se le opone. Nuestra inteligencia se permite estar fascinada y alucinada por el fantasma de nuestras inclinaciones."
Fragmento de El mundo como voluntad y representación
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