lunes, 1 de febrero de 2021

Dos Poemas

René Olivares Jara

 

 

 


 

De esto los hombres no sabrán nada

 

Hemos roto el triángulo

Hemos roto el corazón que nos unía

Bajo tierra late ahora sin nosotros

y les cuenta a las raíces el destino de sus sombras

 

Recuerdas nuestro baile

un viento acariciando rocas sin saber que eran nuestros huesos

Todo era una sonrisa

un aliento que jamás piensa en apagarse

rodeando nuestros juegos

campos interminables y fuentes

de las que apenas adivinamos su fondo

altares inocentes que se ofrecían como mares en su infancia

pues era entonces el reino sin naufragios ni puertos

extendido en la inmensidad que guardan dos dedos o dos manos abiertas

y decíamos adiós como quien despide estrellas en la noche

Los días que se hilan como flores ofrecidas

porque vivíamos entre cuerdas que nadie más usaba

y bailamos desatendiendo profundidades y distancias

Brazos unidos en la lluvia o en espera de las hojas en esas mismas cunetas

Gritos en la ventana que eran una invitación

para poblar las tardes y no la angustia

de estar aquí y ahora

 

Los días pasan sin pedirlos

abrazados a un derrumbe

Los destrozos de lo que fuimos

desfilan por nuestras cabezas sin rostro

mientras se pasea pálida por nosotros como una nube desgarrada

porque ella duerme y persiste

en su desvanecerse

 

Desapareciendo nos señala el camino

 

Su silencio nos llama a compartir otras tardes

bajo el mismo sol que ahora alumbra su boca

 

Pero aunque escuchamos el susurro de su sueño

enterramos los ojos en lágrimas nuevas

y olvidamos

para hundirnos en el vaivén de naufragios conocidos

en esta deriva semejante a la paz pero tan distinta a ella

 

Hemos quedado expulsados en playas que no imaginamos conocer

Pero aquí estamos

separados

como el trueno de la roca y el mar

Aquí estamos o lo que queda de nosotros

tratando de unir estos despojos

restos de pasos dados por un mismo sendero

restos de manos enlazadas por el frío

restos de miradas que no encuentran descanso

restos de besos inocentes

de un corazón desvanecido

entre estas rocas

Estamos abrazados a un derrumbe que cae con nosotros

 

Una mano acaricia los hilos que nos unen

en ese abrazo que nos suelta al vacío

porque amar es estar solo

y entonces no lo sabíamos

juntos bajo una misma estrella

 

Ahora nuestro sol late bajo tierra

y las sombras aquí se han alargado como una sábana

 

Siempre es de noche cuando pienso en esto

cuando se abren los brazos hacia el aire

hacia el hueco que ha quedado en nuestras vidas

 

dos soledades

alumbradas por la ausencia

 

 


 

 

Hay onces que se quedan

impregnados

como un olor profundo

en la ropa

en los huesos

en la sombra de los días

que se alargan de pronto

 

Hay onces que se alargan

como años

como tu sombra al caer la tarde

como tu peso en mis brazos

como tu aliento en cada respiración

 

Y fue un horror envuelto

en un gran enigma

“¿Por qué? ¿Por qué?”

Pero es que siempre llega el momento

en que el día se parte

en un antes y un después

de una llamada

o de un abrazo

o de una mirada cristalina

El día se parte

y la vida

queda en girones

aunque hay que despertarse

aunque hay que comer y sonreírle a la gente

de un modo u otro

 

Hay momentos en que cierro los ojos

y escucho tu voz traspasar los cristales

de algún verano

y era yo el conducido

por calles de otros colores

 

Hoy es invierno en este mismo día

porque estoy lejos

lejos

y quisiera haberte visto

naciendo mil veces cada día

y no esparcida como un eco

entre las nubes

 

Hay quienes te reclaman

o te dejan sola en tu calma

Yo solo pido

no olvidar los pasos compartidos

ni los secretos de media tarde

ni las pequeñeces que nos decíamos

antes de decir adiós

 

Cada palabra fue semilla

y hoy soy un pozo de fondo indefinido

y quiero que me digas

algo de algún modo

y cierro los ojos para escuchar

lo que me diga la memoria

 

Vagas

en la vida de algunos y quisiera

mostrarte qué tan lejos anduve

entre extraños

qué te perdiste

perdiéndote ese día de enero

 

He aquí mi hija

y el largo camino hacia ella

Mira esta casa prestada

Mira los robles creciendo en el silencio

el salto del zorro bajo la mirada de los cuervos

Mira lo que no pude mostrarte

cuando te perdimos

y me perdí también un poco

Pero “sólo tú regresas”

de pronto

cualquier día

y nos vemos pequeños

y llenos de futuro

Te digo adiós un día cualquiera

y hay silencio entre nosotros

Partes cualquier día

y cualquier tarde llegas donde mí

y me susurras lo que dicen las hojas al viento

la gota en la lluvia

el eco en la habitación vacía

Cualquier día dices adiós

pero llegas donde mí

de pronto

y te saludo

desde lejos

y repito tu nombre

para no olvidar

para vivir un poco más

juntos

este momento

 


 

 

Créditos de las Imágenes (en orden de aparición):

-"Sueño Fragmento" (1975) de Mario Carreño.

-"Desnudo femenino tendido sobre la hierba" de Paula Modersohn-Becker.

-"Autorretrato" de Paula Modersohn-Becker.

 

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