No es novedad que entre la ciencia y la religión ha existido una pugna respecto a quién tiene la verdad, o quizás mejor, quién está más equivocado.
Bertrand Russell, filósofo y Premio Nobel de Literatura (1950), no será ni el primero ni el último en escribir sobre el tema, pero sin duda su libro Ciencia y Religión, pese a haber sido escrito en 1935, tiene todavía actualidad y aborda el conflicto de una manera bastante profunda y clara.
Russell analiza la tensa relación entre la religión y la ciencia, basándose en ciertos episodios polémicos que los han enfrentado. Entre ellos, los más conocidos, como el sistema copernicano y la evolución darwinista; pero también otros no menos importantes como ciertas enfermedades que han sido atribuidas a la intervención de demonios, el propósito cósmico de nuestra existencia y la ética, entre otros aspectos.
Si bien estos puntos conflictivos han dejado huella en la cultura occidental, principalmente, Russell no se queda sólo en exponerlos, sino que hace un análisis profundo de la raíz de esa contraposición. No habla él de una oposición "esencial" entre ciencia y religión, sino de una diferencia en la actitud hacia el mundo y, principalmente, de las fuentes de la verdad y el uso del poder. Según él, "el conflicto entre la teología y la ciencia venía a ser un conflicto entre la autoridad y la observación". Por lo tanto, la religión y la ciencia caen en conflicto por partir desde presupuestos distintos, siendo el de la primera, de acuerdo a la perspectiva de Russell, el equivocado.
La consecuencia de lo anterior, es que se configuran dos conceptos distintos de "verdad". Para la religión, la verdad es "eterna y absolutamente cierta", mientras que la ciencia propone una verdad "provicional", siempre abierta a ser revisada, a incorporar nuevos elementos o sencillamente ser descartada y reemplazada por una nueva forma de entender los fenómenos.
Esa diferencia en la comprensión de la verdad explica los errores de la religión respecto a los puntos abordados en el libro. A medida que son expuestos, se va demostrando que la religión estaba equivocada al presumir la verdad de manera ortodoxa, sólo porque la Biblia o una personalidad importante dentro del dogma religioso habían sostenido que era así y que no podía ser de otro modo.
Aunque Russell toma partido entusiasta por la ciencia, está lejos de erigirla como un nuevo dogma, una especie de nueva religión secular que reemplace a la religión. Esta actitud de cientificismo extremo de la que a veces hacen gala ciertos promotores irreflexivos, queda fuera de la mentalidad del autor. Lo que él valora , y es esa una de las virtudes del texto, es la actitud del científico, que adopta una actitud desprejuiciada de la "verdad".
Cabe mencionar que el concepto que Russell maneja de "verdad" no es explicitado. Sin embargo, no es muy difícil hallar que se trate más bien de la "adecuación del concepto al fenómeno observado", por lo que no aborda un concepto más "simbólico" de la verdad, a menos que sea para desmitificarlo (véase el capítulo sobre el Misticismo).
El texto está lejos de criticar la religión sólo por criticarla, en un ejercicio intelectual tal vez entretenido, pero insustancial. Religión y Ciencia es un libro que advierte de los peligros de no ver por no querer hacerlo, de no querer pensar y aceptar una verdad impuesta por la cultura o por mecanismos de poder, de los dogmas que prejuician nuestros ojos. Como cuando ante la evidencia de la antigüedad de la tierra y la incongruencia de esto con su supuesta creación por Dios en seis días, un "investigador" propone para salvar "la verdad" de la Sagrada Escritura que Dios hizo el mundo en el tiempo bíblico, pero "como si fuese más viejo".
Aunque este libro no lo menciona, debido a que fue escrito lejos de los territorios alemanes y rusos de ese entonces y antes de la II Guerra Mundial, no se equivoca sobre los preligros de refrenar la ciencia con ideas preconcebidas cuando tenemos en mente las investigaciones pseudo-científicas nazis sobre los arios, o cuando pensamos en el caso de Trofim Lysenko, que falseó experimentos para que los resultados fueran del beneplácito de los jerarcas de la URSS.
Aunque Religión y Ciencia es un texto escrito en el contexto del autoritarismo de la entreguerra, adquiere gran vigencia aun hoy, cuando pese al desarrollo de la ciencia, todavía existen dogmatismos que imponen verdades más creídas que pensadas, más de élites poderosas que producto del pensamiento libre. Incluso hoy, cuando el postmodernismo procura convencernos del retiro de Dios a lo privado o al mundo de las ideas periclitadas, nos damos cuenta que el dogmatismo religioso es parte de las discusiones diarias y, en particular, de las decisiones que grupos de poder tienen al respecto. Por lo mismo, este texto de Bertrand Russell tiene aún vigencia. Leerlo es más que necesario.
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Foto de Russell sacada del sitio http://blogs.afp.com/?post/2008/12/11/Cautions-Kiss-Kills-Passion
Foto de Russell sacada del sitio http://blogs.afp.com/?post/2008/12/11/Cautions-Kiss-Kills-Passion