Langston Hughes
Traducción de René Olivares Jara
El negro habla de ríos
He conocido ríos:
He conocido ríos arcaicos
como el mundo y más antiguos que el flujo de la sangre humana en las venas
humanas
Mi alma ha crecido profunda
como los ríos.
Me bañé en el Éufrates
cuando el alba era joven.
Construí mi cabaña cerca
del Congo y me arrulló hasta dormirme.
Contemplé el Nilo y alcé
las pirámides sobre él.
Escuché el canto del
Mississippi cuando Abe Lincoln descendió hacia Nueva Orleans y he visto su
pecho fangoso volverse totalmente dorado al atardecer.
He conocido ríos:
Ríos antiguos y morenos.
Mi alma ha crecido profunda
como los ríos.
Que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos
Que Estados Unidos vuelva a
ser Estados Unidos.
Que sea el sueño que solía
ser.
Que sea el pionero en la
llanura
Buscando un hogar en donde
él mismo sea libre.
(Estados Unidos nunca fue
Estados Unidos para mí.)
Que Estados Unidos sea el
sueño que los soñadores soñaron…
Que sea esa gran tierra
fuerte de amor
En donde nunca los reyes se
confabulen ni los tiranos intriguen
A que algún hombre sea
aplastado por uno de arriba.
(Eso nunca fue Estados
Unidos para mí.)
Oh, que mi tierra sea una
tierra en donde la libertad
No esté coronada con una
diadema de falso patriotismo,
Pero que la oportunidad sea
real y la vida sea libre
Que la igualdad esté en el
aire que respiramos.
(Nunca ha habido igualdad
para mí,
Ni libertad en esta “patria
de los libres”.)
Dime, ¿quién eres tú, que
murmura en la oscuridad?
¿Y quién eres tú que dibuja
su velo a través de las estrellas?
Soy el blanco pobre,
engañado y apartado,
Soy el Negro llevando las
cicatrices de la esclavitud.
Soy el indígena expulsado
de la tierra,
Soy el inmigrante
aferrándose a la esperanza que busco…
Y encuentro solamente el
mismo antiguo plan estúpido
Del perro comiéndose al
perro, del poderoso aplastando al débil.
Soy el hombre joven, lleno
de fuerza y esperanza,
Enredado en esa antigua
cadena sin fin
¡De beneficio, poder,
ganancia, de arrebatar la tierra!
¡De arrebatar el oro! ¡De
apoderarse de las formas de satisfacer la necesidad!
¡Del trabajo de los
hombres! ¡De quitar la paga!
¡De poseer todo por la
propia codicia!
Soy el granjero, siervo de
la gleba.
Soy el trabajador vendido a
la máquina.
Soy el Negro, sirviente de
todos ustedes.
Soy el pueblo, humilde,
hambriento, pobre…
Hambriento aún hoy a pesar
del sueño.
Golpeado aún hoy… ¡Oh,
Pioneros!
Soy el hombre que nunca
salió adelante,
El obrero más pobre
comerciado a través de los años.
Aún soy el que soñó nuestro
sueño básico
En aquel Viejo Mundo cuando
todavía era un siervo de los reyes,
Quien soñó un sueño tan
fuerte, tan valiente, tan verdadero,
Que aún canta su poderosa
osadía
En cada ladrillo y piedra,
en cada suco volteado
Que ha hecho a Estados
Unidos la tierra en la que se ha convertido.
Oh, soy el hombre que
navegó esos primeros mares
Buscando lo que quería que
fuera mi hogar…
Porque soy el que dejó la
costa de la oscura Irlanda
Y la llanura de Polonia y
la pradera llena de pastos de Inglaterra
Y arrancado de la hebra del
África Negra Yo vine
A construir una “patria de
los libres.”
¿Los libres?
¿Quién dijo los libres? ¿No
yo?
¿De seguro no yo? ¿Los
millones hoy en ayudas?
¿Los millones derribados
cuando hacemos huelga?
¿Los millones que no tienen
nada para pagarnos?
Por todos los sueños que
hemos soñado
Y todas las canciones que
hemos cantado
Y todas las esperanzas que
hemos mantenido,
Y todas las banderas que
hemos colgado,
Los millones que no tienen
nada para pagarnos…
Excepto el sueño que hoy
está casi muerto.
Oh, que Estados Unidos
vuelva a ser Estados Unidos…
La tierra que todavía nunca
ha sido…
Y que aún debe ser… la
tierra en donde cada hombre sea libre.
La tierra que es mía… del
hombre pobre, del Indio, del Negro, MÍA…
Quienes hicimos a Estados
Unidos,
Cuyo sudor y sangre, cuya
fe y dolor,
Cuya mano en la fundición,
cuyo arado en la lluvia,
Deben traer de vuelta
nuestro poderoso sueño.
Claro, dime cualquier
nombre feo que elijas…
El acero de la libertad no
se oxida.
De aquellos que viven como
sanguijuelas en la vida del pueblo,
Debemos recuperar nuestra
tierra,
¡Estados Unidos!
Oh, sí,
Lo digo claramente,
Estados Unidos nunca fue
Estados Unidos para mí
Y todavía hago este
juramento:
¡Estados Unidos será!
Del potro de tortura y la
ruina de nuestra muerte gangsteril,
La violación y la
putrefacción del injerto y el robo y las mentiras,
Nosotros, el pueblo,
debemos redimir
La tierra, las minas, las
plantas, los ríos.
Las montañas y la llanura
sin fin…
Todo, todo el trecho de
estos grandes estados verdes…
¡Y hacer nuevamente a
Estados Unidos!
Langston Hughes (1901-1967) fue un escritor estadounidense cuyo trabajo en la narración, el ensayo y, en especial, la poesía, tuvo una influencia enorme en el desarrollo de la literatura afroamericana en su país, y en particular, en lo que llegó a conocerse como el “Renacimiento del Harlem”.
Los poemas que publicamos aquí son una muestra de la visión democrática de Hughes, de su compromiso social hacia los grupos menos favorecidos y del rol del poeta como catalizador de ese cambio necesario.
Créditos de las imágenes:
Mapa del río Mississippi: Office of the President, Mississippi River Comission (NASA Earth
Observatory).
Study for Aspects of Negro Life An Idyll of the Deep South (1934) de Aaron Douglas, (c) The Nelson-Atkins Museum of Art.
The Founding of Chicago (c. 1933) de Aaron Douglas, (c) Spencer Musum of Art.
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