Aunque este blog es bastante personal, no
pretendo que sea un diario de vida. De ahí que en general no me interese hablar
de mí, sino de los textos y sucesos que encuentro son relevantes a nivel
general. Lo personal está en la selección, en los silencios, en la mirada sobre
las cosas. Sin embargo, debido a esta ausencia tan larga, creo que es necesario
explicar algunas cosa que pasan por ese nivel personal.
La página ha estado inactiva, pero no muerta.
Este último año tuve que dejarla de lado para concentrarme en terminar mi
doctorado. Sin embargo, ya ha acabado el tiempo de las lecturas kilométricas en
horarios inverosímiles, de la escritura noctámbula y sin parar para cumplir con
fechas de entrega. Ahora, con la tesis corregida y con la defensa hecha hace ya
un tiempo, puedo retomar este blog dedicado a la literatura.
Consagrar la vida a esta actividad, hacer
sacrificios personales que van desde pequeñas renuncias cotidianas a cambios
radicales como irse a otro país y adentrarse en lo extraño, han hecho que en
este tiempo me pregunte constantemente “¿por qué tanto esfuerzo en dedicarse
tan profundamente a algo que algunos consideran una diversión menor (pues hay
otras cosas realmente entretenidas), de un dudoso placer o, simplemente, algo
inútil?” Es algo difícil de contestar y de seguro habrá tantas respuestas como
personas. De todos modos, sería fácil atribuirlo a la vocación. A una especie
de destino que nos llama desde ese futuro no acabado y al que vamos simplemente
porque sí. Pero esa es la respuesta del que hace las cosas por costumbre.
A mí me fascina descubrir y descubrirme a
medida que leo y escribo. Conocer las ideas y la vida de seres que vivieron, ya
sea en otras épocas o en la imaginación de otras personas. Ahí hay una forma de
entender la vida que, con frecuencia, aunque no sea igual a lo que podríamos
pensar o estar de acuerdo, ilumina, en mayor o menor medida, una parte de
nosotros. La literatura es un espacio comunitario, que llega incluso a
sobrepasar la muerte. Ya decía Quevedo:
Retirado en
la paz de estos desiertos
con pocos,
pero doctos libros juntos
vivo con el
comercio de difuntos
y con mis
ojos oigo hablar los muertos.
La literatura es ese puente o esa ventana hacia
otros mundos y hacia nosotros mismos. Es por eso que la literatura no es sólo
lo “ficticio”, o una forma de comunicación ociosa o una forma de industria
cultural. La literatura es una forma de vida. Sin duda no es la única, pero sí
es un camino –y para mí el mejor– para darle un sentido a la vida por medio de
la imaginación. De este modo, la literatura salta de la página y se instala en
la manera en cómo entendemos el mundo y cómo nos comportamos en él. Es por eso
que no podemos entender lo imaginario como algo contrapuesto a la realidad. Por
el contrario, es una forma de expandirla. Por eso la literatura es una manera
de ver el mundo en que vivimos con un ojo mágico.
Esta es la invitación. A imaginar. Y espero que
esta página sea un espacio que ayude a eso.
Hasta pronto.
1 comentario:
Muy inspirador...
me sentí tocada por la parte de "hasta viajar al extranjero" pues me encuentro de intercambio en Canadá estudiando educación. Vengo desde la UMCE donde estudio pedagogía en "castellano" (aún se llama así en mi Universidad) y la verdad es que sí...es profundamente vocación.
Me sentiré afortunada de seguir leyendo este blog
con cariño,
Camila
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