lunes, 3 de abril de 2017

Otra vez, el mainstream contra Lovecraft

A 80 años de la muerte de HPL 

Miguel Acevedo


Howard Phillips Lovecraft (1890 – 1937)




“… aún no he leído nada de Lovecraft, pero tengo ganas… Según he leído todos los malos son negros en sus obras o todos los negros son malignos…”
Comentario publicado en algún lugar de internet

“Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.”
Bolaño

“Yo soy Lovecraft.”
Sergio Meier




Cada vez más en el mundo anglosajón, se extiende la influencia de la figura y la obra del escritor de ficción extraña Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Desde las más prestigiosas colecciones de los clásicos literarios, como la Library of America en Estados Unidos, hasta los comics, los juegos de rol y de cartas, sin olvidar su influencia más difusa en el cine. Los terrores cósmicos de Los Mitos de Cthulhu tienen un lugar indiscutido en la literatura universal. En los países de habla hispana, hay que destacar los dos voluminosos y maravillosos tomos de su “Narrativa Completa” de editorial Valdemar (2005) a cargo de Juan Antonio Molina Foix. No hay antología de relatos fantásticos, de terror o ciencia ficción que se precie de tal, que no incluya algún trabajo de H. P. Lovecraft, como por ejemplo la monumental “Antología Universal del relato fantástico” (Atalanta, 2014) de Jacobo Siruela. En nuestro país, incluso Lom ediciones ha editado su cuento capital “El color que cayó del cielo”.

Edición de la Library of America



Obra reciente de Alan Moore
 
                                                                                                 
Hace pocos días atrás, en la revista “The New Yorker” se publicó el artículo “The complicated friendship of H. P. Lovecraft and Robert Barlow, one of hiss biggest fans”, escrito por Paul La Farge, autor de la novela “The night ocean”, la que toma su título de un cuento escrito en colaboración por Lovecraft y Barlow. En el mencionado artículo, La Farge retoma viejos rumores sobre la supuesta homosexualidad de Lovecraft, que se habría expresado en una hipotética relación amorosa de él con el joven Barlow. Además, se lanzan de pasada ataques contra August Derleth y Donald Wandrei, al señalar que “extendieron los rumores de que Barlow había robado libros de la biblioteca de Lovecraft. La comunidad de la ficción extraña era pequeña en aquellos días, y se corrió la voz rápidamente”.




El asunto de la muerte de Lovecraft y los penosos hechos que protagonizó en esos dolorosos días Barlow, y el imprescindible papel de Derleth y Wandrei, los fundadores de Arkham House, en publicar libros recopilatorios de Lovecraft y preservar su obra del olvido, está rigurosamente documentado en los ensayos incluidos en la antología de Peter Ruber “Maestros del Horror de Arkham House” (Valdemar, 2003). No olvidemos eso sí que Barlow posteriormente entregó los manuscritos originales de HPL que tenía, a la Brown University.

Pero a fin de cuentas, estos viejos rumores a la pasada son sólo detalles. Desde el establishment cultural y literario, en los últimos años ha habido ataques frontales contra Lovecraft, como si algunos se pusieran muy nerviosos con su creciente reconocimiento. Cualquiera que conozca su biografia, sabe de sus opiniones racistas y xenófobas contra la población negra y los inmigrantes, expresadas por ejemplo en cartas privadas a sus amigos, o en algunos escritos publicados en la prensa amateur norteamericana. Esto ha llevado a algunas declaraciones caricaturescas, como cuando un Matt Burriesci nos afirma que a Lovecraft le desagradaba cualquiera que no fuera "blanco y protestante de Nueva Inglaterra"(cita tomada del interesante artículo publicado en el diario La Tercera, “El morador de Providence”). ¿Acaso este estudioso ignora que tuvo un corto matrimonio con Sonia Greene, inmigrante judía ucraniana? No olvidemos tampoco que Lovecraft hizo una autocrítica de su racismo y su derechismo, hacia el final de su vida, cuando abrazó ideas socialistas moderadas.

Lovecraft y Greene

El asunto más polémico fue el debate al interior de la Convención Mundial de Fantasía, para cambiar la estatuilla del Premio World Fantasy Award (WFA),  que era una figura del busto de HPL, hecha en los años 70 por el artista Gahan Wilson. El tema partió el 2011, cuando una de las ganadoras del Premio de ese año (en la categoría a la mejor novela), la afroamericana Nnedi Okorafor, expresó públicamente su incomodidad con el hecho de que el mayor reconocimiento que había recibido, era la imagen de un autor “racista”.  Los impulsores de la campaña para cambiar la estatuilla fueron los escritores Daniel José Older, China Miéville y Ellen Datlow. Older publicó el año 2014 una petición de remoción en change.org, y Mieville, que ha dado charlas sobre el Profeta de Providence, lanzó argumentos contra el “horrible racismo intrínseco” de Lovecraft, con razonamientos efectistas como “su obra misma, está inspirada por y profundamente estructurada en el odio racial”, tomando como autoridad intelectual a Michel Houellebecq, payaso del espectáculo que muchos levantan como un ícono (el racismo de Lovecraft es condenable, pero al parecer la fobia contra los musulmanes de Houellebecq es de lo más cool).




La defensa de la obra y la imagen de Lovecraft fue llevada adelante con pasión por S. T. Joshi, uno de los más grandes expertos mundiales en el autor de Providence. Joshi argumentó, por ejemplo, “el estatus de Lovecraft en la ficción extraña, en la literatura americana, y en la literatura mundial está ahora tan seguro que los intentos de negarlo o denigrarlo se limitan a los maniáticos y los ignorantes”. Finalmente, y sin ninguna explicación de los motivos, el 2015 el busto de Lovecraft dejó de ser la imagen del WFA. Joshi, coherente con sus principios, rompió públicamente con la Convención Mundial en una sentida carta, donde señala que  estaba “profundamente decepcionado con la decisión de la Convención Mundial de Fantasía de retirar el busto de H.P. Lovecraft como emblema del World Fantasy Award. La decisión me parece una cobarde concesión a la peor clase de corrección política y una aceptación explícita de las crudas, ignorantes y tendenciosas calumnias contra Lovecraft propagadas por una pequeña pero ruidosa banda de agitadores. Siento que no me queda más remedio que devolver mis dos World Fantasy Award, ya que ahora me parecen irremediablemente contaminados. Por favor, considérelos cerrados. Usted puede disponer de ellos como mejor le parezca. Por favor, asegúrese de que no estoy nominado para ningún futuro WFA. No voy a aceptar el premio si se me llegara a otorgar. No volveré a asistir nunca a otra Convención Mundial de Fantasía en lo que me quede de vida. Y voy a hacer todo  lo que esté en mi mano para instar a un boicot de la Convención entre mis muchos amigos y colegas.”

Los inquisidores de los muertos se llevaron la victoria.


Joshi

Joshi, que jamás ha negado el racismo de Lovecraft, no es un blanco protestante. Nacido en la India, fue incluso tratado de derechista por defender decididamente a Lovecraft, cuando es de público conocimiento que es un hombre de izquierda. Estos son tiempos duros para la honestidad intelectual.

En los años 50, cuando los relatos de Lovecraft adquirían popularidad, el prestigio póstumo del autor fue amenazado por las sospechas de su homosexualidad. Cuantos de los autores que hoy lo atacan y censuran su obra, se espantarían si se utilizara como argumento contra un artista su condición sexual. Pero como dijo el escritor norteamericano Jason V Brock, “queda claro que la ironía no es para los graves”.

China Mieville, Older, Houellebecq… ¿Quién se acordará de estos escritores en varias décadas más? Imposible saberlo, toda escritura debe enfrentar el paso del tiempo. Sólo tengo claro que la oscura luz de Lovecraft seguirá presente, escapando desde los agujeros negros. Hoy, al cumplirse ochenta años de su muerte, sigue inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores.

Laura Miller, que escribió un destructivo artículo en la página web Salon.com, titulado condescendientemente “It’s OK to admit that H.P. Lovecraft was racist”, nos asegura que nadie está llamando a no leer a Lovecraft. ¡No faltaba más! En los años 80 nunca le hice caso a la censura pinochetista sobre que libros leer o no leer. Y hoy menos que nunca obedeceré a los censores y voceros de los “espacios seguros”, que no quieren confrontar con ideas incómodas y visiones revulsivas.

HPL, cuando te canonicen y luego te vuelvan a purgar de los altares del mainstream, cuando ardan tus libros en la hoguera, yo seguiré aquí, leyéndote.




Nota aclaratoria: para conocer la vida y obra de Lovecraft, es imprescindible el libro “Lovecraft. Una biografía” de L. Sprague de Camp (Valdemar, 2002). S. T. Joshi publicó el año 1996 “H. P. Lovecraft: A Life”, no traducida aún al castellano. Para Molina Foix, esta es su “más fiable biografía”.







Miguel Acevedo

Amante de la lectura, este escritor comienza a plasmar su talento en los años 80, escribiendo poemas y relatos breves, la mayoría de ellos inéditos. Activo colaborador en fanzines, ediciones fotocopiadas, en la universidad, con textos anónimos y versos sueltos. Se tituló como profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica en el Ex Pedagógico en el año 2003. Desde el 2011 es autor del blog Le dicen poesía, colaborando también en el blog Bblogzine segunda época con sus cuentos, poemas, críticas y crónicas. Gracias a GatoJurelEdiciones ha publicado el libro "Cartelera de Cine", y junto a Paz Correa, "Espejos".


 

1 comentario:

mfkarlos dijo...

Mi estimado, muchas gracias por publicar aquí este artículo.
M. A.