A estas alturas, creo que todos hemos visto
alguna versión de estos muy cortos videos en los que alguien se sacude como un loco
al ritmo de la música electrónica y la frase “Con los terroristas”, sin que
nadie a su alrededor le haga el menor caso hasta que, de pronto, todos se
agitan absurdamente “haciendo el Harlem Shake”.
Hay una gran cantidad de versiones y ya algunos
han aprovechado la moda para hacer publicidad. Pese a esto último, la “gracia”
del “Harlem Shake” está más relacionada con el sinsentido de toda la situación,
que con el pragmatismo comercial. ¿Pero por qué llama tanto la atención algo
tan absurdo?
Sin duda porque es imbécil. Como se sabe, todo
lo imbécil llama la atención. Pero esto no es suficiente. Porque no es sólo el
verlo, sino el imitarlo. Hacer nuestro propio video. Mostrar nuestros espacios
y a nosotros mismos como parte del absurdo. Y si en la primera versión los
cuatro sujetos hacía el loco al mismo tiempo, el mundo lo transformó y le dio
otra secuencia, una basada en el contraste.
Por un lado, nos muestran al principio a un
tipo “desubicado”, haciendo cosas que nadie más hace. Los demás ni siquiera se
fijan en él, pese a sus movimientos extraños y a que, la mayoría de las veces,
tiene puesto un disfraz. Por otro lado, en general todo transcurre en lugares
en donde no pasa nada importante, principalmente en el trabajo. Oficinas,
bodegas, un patio militar e incluso una mina. El baile desenfrenado y sin
sentido de todos en un lugar marcado por la monotonía, es una forma de luchar
contra el tedio. Hemos llegado al punto en que nuestra vida cotidiana es tan
abrumadora que requerimos de una válvula de escape. Estos videos son una forma
necesaria de carnaval.
Ya no tenemos un “tiempo de carnaval”. Un
período prolongado que interrumpe la linealidad del año y nos lleva a un
momento sin reglas, en donde todo es posible. La maximización de las ganancias
ha sido a costa de minimizar los espacios de fiesta. La vida se reduce. Un
grupo de mineros australianos que hicieron su versión del “Harlem Shake” fueron
despedidos por “poco profesionales”. Concordemos que quizás es un poco
peligroso hacer el loco en un agujero bajo la tierra, pero esto también nos
demuestra que no hay espacio para el carnaval en el mundo de los negocios.
La rapidez con que se extendió este fenómeno y
las características que tiene, puede que se deban a que nos interpela respecto
a la forma en que vivimos. Quizás hoy la estupidez, en su forma “creativa” (ver nota),
pueda ser una forma de resistencia a un mundo racionalizado para que sólo
algunos lo disfruten. Tal vez no transformaremos el mundo moviéndonos
absurdamente, pero por un momento, se hace un poco más vivible.
Nota: Es probable que tenga que detallar un poco lo de "estupidez creativa". En general, la estupidez es mal vista, ya que somos seres racionales. Pero la verdad de las cosas es que somos seres que "podemos pensar", pero eso no significa que lo hagamos continuamente. Así que podemos decir que la estupidez es parte del quehacer humano. Ahora, dentro de lo estupidos que podemos ser, a suspención de la razón, si es por unos momentos, no es algo tan negativo si es que lo hacemos creativamente. El problema está cuando en vez de una "estupidez creativa", caemos en la "estupidez pasiva". Ésta la podemos observar cuando se gasta tiempo viendo todo el día televisión y se cree sin cuestionar todo lo que dicen los noticiarios.
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