lunes, 18 de septiembre de 2017

Hablando de alabanzas




Pamela Uribe Valdés


Creo que es parte de un gusto personal buscar lecturas misteriosas y libros jamás vistos en los anaqueles de las librerías comerciales. Creo, asimismo, que el libro que seleccioné para este comentario tampoco se encuentra en la Biblioteca Nacional o en alguna de las bibliotecas de las renombradas casas de estudio de este país. 

El libro al que me refiero es Izibongo; Zulú praise poems compilado por el capitán James Stuart y publicado varios años más tarde por Cambridge University en 1968. Sobre este texto hay numerosos temas interesantes que abordar, por ejemplo, que Stuart no era filólogo o académico, sino un militar que dedicaba su tiempo libre a investigar y documentar lo que observaba de la cultura zulú. Otro tema interesante es que esta compilación fue realizada en lengua vernácula, por lo tanto, fue traducida al inglés por Daniel Malcom quien fuera Inspector Jefe de educación en la ciudad de Natal y, finalmente, editada por Trevor Cope; profesor titular, en esos años, de lenguas Bantú en la Universidad de Natal.


Hay muchos otros asuntos interesantes sobre los cuales es posible investigar, sin embargo, en esta oportunidad, quisiera hacer referencia al izibongo como construcción poética. Este “género” oral, como señala en un artículo Kai Kresse de la Universidad de Londres, tiene como eje central la alabanza, tema que se mantuvo, pese a las variaciones históricas y a la interacción cultural.

En cuanto a su etimología, la palabra izibongo deriva del verbo en lengua zulú bonga que es utilizado por los hablantes para referirse a acciones como alabar, agradecer o adorar, mientras que izi- es un prefijo comodín que se usa como artículo, adjetivo posesivo o demostrativo. La palabra izibongo o isibongo también se utiliza para dar nombre al clan o designar parentesco, es decir, lo que nosotros conocemos como apellido.

En este sentido Vilakazi (autor abordado en un comentario previo) enfatiza que la esencia o secreto de la poesía zulú está en estos dos conceptos, en la familia y en la alabanza, pues el izibongo representa identidad y se puede utilizar para rastrear la relación de parentesco y la genealogía de una familia. En otras palabras, es una forma de trascender y preservar la historia, pues como señala el escritor sudafricano Herbert Dhlomo “la esencia de nuestro ser” se halla contenida en “el significado de nuestro nombre", y sobre estas tradiciones afirmó que “sólo pueden vivir a través de nosotros y nosotros a través de ellas”.


El izibongo del rey Shaka

Probablemente a algunos lectores les será familiar o habrá escuchado alguna vez el nombre de Shaka Zulu. Su vago o, tal vez, indeterminado recuerdo se debe a la miniserie de 1986 dirigida por Joshua Sinclair. Esta serie se realizó en base a los pocos pero reales registros que se conocen del rey Shaka, el monarca más famoso de su etnia. Su recuerdo y reconocimiento se origina, en gran medida, gracias a que un izibongo dedicado a él forma parte de la ya mencionada obra Izibongo; Zulú prise poems compilada por James Stuart. En este poema de carácter narrativo se nos describe la vida de este monarca zulú desde su infancia hasta su muerte, centrándose principalmente en sus cualidades como guerrero y su sentido de unificación de los pueblos del sur de África precolonial.

Shaka Zulu (1787-1828)


En el inicio del Izibongo del rey Shaka hay fragmentos que destacan por la fuerza y poder con que se le describe:
 
El que golpea pero no es golpeado,
a diferencia del agua.
Hacha que supera otras hachas
en filo;
Shaka, temo decir que es Shaka,
Shaka, el jefe de los Masobas.
El del silbido agudo, el león;
El que se armó en el bosque,
que está encolerizado.
Un furioso que está a plena vista
de todos los hombres […].

Son muchas las posibles interpretaciones de este texto. De ellas prefiero esbozar una breve reflexión considerando su importancia histórica, pues este poema puede ser leído como un texto identitario. Considerando lo anterior, la figura de Shaka se nos devela, por una parte, como la representación de la unificación del reino Zulú a través de la conquista de los pueblos que son integrados a la entonces emergente “nación” y, por otra, la representación que se quiere transmitir de esta poderosa comunidad en proceso de crecimiento. Pues este izibongo cumple esa función, de trasmitir una nueva forma de pensar a la entonces naciente comunidad africana. Un pueblo, que al igual que su rey proyecta un asombroso poder y ferocidad. Similar en función a la leyenda de Rómulo y Remo, surge un mucho más histórico Shaka, tan real y parecido a nuestro temible Lautaro, quien en palabras de Ercilla fuera por “las tierras” a “fuego y sangre sujetando”.


Nota:
Fotografías:
Portada de Izibongo; Zulú praise poems: AbeBooks.com
Ilustración del Rey Shaka: Wikipedia
 



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