martes, 18 de octubre de 2011

El poema según Vicente Huidobro


"Un poema sólo es tal cuando existe en él lo inhabitual. Desde el momento en que un poema se convierte en algo habitual, no emociona, no maravilla, no inquieta más, y deja, por lo tanto, de ser un poema, pues inquietar, maravillar, emocionar nuestras raíces es lo propio de la poesía.

La vida de un poema depende dela duración de su carga eléctrica. Me pregunto si los habrá eternos."

Manifiesto de manifiestos

lunes, 10 de octubre de 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

Chronicae Germaniae 4






Desde el país donde Septiembre es otoño



Arroyo en el Parque Sanssouci, Potsdam, Alemania (2011)



Estar de lejos no es sólo un problema de distancia. Es un problema de posibilidades. Mientras muchos de ustedes disfrutan de cómo el sol se anima dejando atrás el invierno, desde acá lejos, parece morirse cada día más. Mientras ustedes se colocan ropas cortas y ya piensan en el verano, acá las mangas se alargan y ya nos imaginamos la nieve que sin duda caerá, porque siempre cae y nos envolverá como si el mundo fuera un gran refrigerador. Por supuesto, para entonces ustedes se quejarán del calor excesivo y de la radiación solar y yo veré cómo el cielo es un techo gris y el paisaje pareciera estar en blanco y negro. Como verán, ahora que la primavera llegó a Chile, estar en Alemania se vuelve menos grato y la distancia, aunque igual en kilómetros que antes, se hace aun más enorme que hasta hace poco.


Desde acá lejos, Septiembre se vuelve un extraño. Quizás poco importe lo patriótico de las Fiestas Patrias, porque después de todo es una fiesta de la primavera, de la alegría de estar vivos en medio de un mundo que revive. Por eso poco importa que el 18 no sea en realidad la independencia de Chile y que la Junta de Gobierno haya jurado su lealtad al rey de España. Bajo los volantines y el olor a asado, Septiembre es el mejor mes del año. En Chile. Desde acá lejos es un extraño vestido de abrigo largo. Sin embargo está el equinoccio. Un día en que la primavera y el otoño son lo mismo y luego se separan. Por un momento, aunque sea escaso, nos transporta a Chile. En ese día único, en esta tierra nórdica se aparece el sol y el viento de primavera que algunos niños alemanes aprovechan también para elevar volantines. Un otoño alemán con aire de primavera chilena y con olor a sur. De árboles deshojándose. Pero si cierras los ojos por un momento, bajo ese sol, estás en Chile. Lejos, muy lejos de esa lejanía.




viernes, 30 de septiembre de 2011

Hasta mañana

Les dejo el video preparado por "Eloy Ediciones" para el poema "Hasta mañana" del poeta Juan Espinoza Ale de su libro Círculo de sal.









HASTA MAÑANA

Estamos experimentando dificultades técnicas
rogamos a todos los asistentes permanecer en su lugar
actuar como si nada cada cierto tiempo
ocurren estas cosas por favor
conversen, sigan atendiendo su negocio
se está haciendo un gran esfuerzo por superar la situación
la mejor forma de ayudar es seguirnos la corriente
las alarmas a lo lejos esto es sólo un simulacro
no dejen por favor de respirar
no se detengan repetimos
ejercicios de rutina luces rojas
no jale la palanca
no mire en ningún caso la salida de emergencia
cuide a sus hijos pague sus cuentas
siga respirando cada cierto tiempo
parece que todo se viniera abajo
los que deseen rezar pueden hacerlo
sin perder de vista sus objetos de valor
se admiten sugerencias y juegos de palabras
cualquier cosa que no haga cundir el pánico y el pan se admite
mirar por la ventana
con tristeza pensar en sus seres y recuerdos perdidos en los años
que hicieron esto tan posible borrar los malos sueños
si eso es lo que quieren
con un polvo matutino contar mil veces los seis pasos
que hay entre el baño y la cocina repetimos
la situación está absolutamente controlada
aunque sólo por si acaso
abracen a quien puedan
vayan despidiéndose.

miércoles, 27 de julio de 2011

"En una estación del metro"

Video hecho por la revista Andenes para el poema de Óscar Hahn "En una estación del metro".


"La pieza oscura"

El poema de Enrique Lihn leído por él mismo y en una mezcla hecha por el poeta Juan Espinoza Ale hace unos años y ahora con video hecho para la revista Andenes.





martes, 26 de julio de 2011

Andenes

Mis queridos amigos, les presento el video de presentación de la revista literaria Andenes, de la Ediorial chilena Eloy Ediciones. Pueden pinchar aquí para revisar su primer número.


martes, 12 de julio de 2011

Chronicae Germaniae 3



Desde una de las ciudades hermanas


Una ciudad no es sólo un grupo de casas, edificios y personas. En el diálogo entre sus habitantes y su geografía se vuelve una forma de vivir, de ver el mundo. Verdaderos seres vivientes, las ciudades nacen, se desarrollan y, a veces, mueren. Y en los hechos que la marcan en su historia, se forma una personalidad que marca a su vez la vida de sus habitantes.

Mapa actual de Berlín


No hace mucho veía en una serie norteamericana cómo el protagonista neoyorquino se reía de los habitantes de la cercana y muy distinta Nueva Jersey. Él, joven arquitecto, cliente frecuente de un bar y amante de la vida caótica pero sorprendente de la Gran Manzana, se reía de la vida plana y regular de sus vecinos, más preocupados de criar a sus hijos en barrios tranquilos pero sin gracia, que de experimentar las sorpresas de la incertidumbre. Pese a lo artificial que puede llegar a ser una serie norteamericana, no deja de ser cierto que este tipo de relación entre ciudades es más común de lo que uno cree.

Al igual que las personas, la ciudad no está nunca aislada, sino que su existencia está en relación con otras. Muchas veces, la otra ciudad es tan distinta que incluso puede considerársela opuesta. Pero a diferencia de las personas, las ciudades no pueden alejarse y deben permanecer juntas viviendo un destino común.

Las urbes han tenido desde antiguo esta relación de convivencia tensa, como si la otra ciudad fuera un gemelo malvado que, pese a sus diferencias, son una parte de sí mismas que es imposible extinguir del todo. Pueden estar relativamente cerca como Atenas y Esparta o al otro lado del mar como Roma y Cartago, pero la historia es más o menos la misma. En Chile, tal vez con menos historia y menos pompa, tenemos a Viña del Mar y Valparaíso, La Serena y Coquimbo, Los Andes y San Felipe y me parece que la lista podría alargarse mucho más. Cercanas geográficamente, pero lejanas en todo lo demás.


Bandera de Berlín


Algo así ocurre entre Berlín y Potsdam. Mientas que la capital de Alemania es una montaña rusa que parece pasar por los cinco continentes de una calle a otra, la antigua ciudad de descanso de los reyes y emperadores es lo más cercano a Providencia una mañana de domingo. Tal vez con más palacios y turistas y sin el clasismo de los uniformes de las nanas, pero con la misma sensación de la paz que dan los cementerios.


Escudo de Potsdam


Una vez, con mi esposa estuvimos en una celebración organizada por la colonia chilena residente en Alemania para las fiestas patrias en Berlín. Una compatriota que moraba en esa ciudad, al saber que vivíamos en Potsdam reaccionó con un sonido flatulento y dijo “¡Es una mierda!”. No entendía la virulencia de mi conciudadana. Quizás era un poco de la arrogancia de quien vive en una capital del primer mundo, lejos de nuestro país subdesarrollado y en el culo del mundo. Porque al chileno no le gusta ir a Amigny, ni a Ely, ni a Gela, ni a Samara, ni a Golm, sino que prefiere estar en París, Londres, Roma, Moscú o Berlín. Desplazado del mundo, quiere estar en el centro de todo lo que es posible. De todos modos, ella no fue la única en poner cara de asco cuando se sabía que veníamos de Potsdam.


Torre de la televisión (Fernsehturm), Berlín



El antiguo Berlín de las dos cabezas

Pero dejando de lado el arribismo tan característico nuestro, este tópico de las dos ciudades hermanas pero rivales es una expresión de una personalidad. A veces, ese otro lo integramos a lo que somos y en otras ocasiones lo dejamos a un lado, como un espejo deformado de nosotros mismos.

Berlín y Cölln, 1652.


Hace mucho tiempo, antes de que Berlín fuera esa urbe desparramada y capital de un país importante, era un poblado eslavo cuyo nombre significaba en polabo “pantano” o “tierra no cultivable”. Cruzando el río Spree existía otra ciudad llamada Cölln (Colonia). Con el tiempo, ambas ciudades se reconocieron como parte de una unidad no sólo política, sino de vida. Eran una sola ciudad. La división, por lo menos aquella de la Edad Media, ya no existe más y quienes caminan por la calle Unter den Linden, lo hacen despreocupados, sin saber la historia detrás de sus pasos. Podríamos hablar de los dos Berlines, de las dos Alemanias o de los barrios en los que se mezcla el pasado prusiano con las edificaciones comunistas y los trajes del oriente medio, pero de eso hablaremos más adelante. Por ahora, digamos que a veces la historia unifica.


Señalética en el suelo que indica por dónde pasaba el "Muro de Berlín".



Berlín y Potsdam

Aunque Berlín y Cölln se transformaron finalmente en una sola ciudad, la historia con Potsdam es muy distinta. 

Palacio Sans Souci, Potsdam. Ícono de la ciudad.


Bella pero aburguesada, Potsdam es vista como una ciudad fosilizada por sus vecinos más sucios, pero más vivos. Cruzada por el río Havel y con un sinnúmero de lagos, Potsdam era el remanso de los poderosos, por no estar ni tan lejos ni tan cerca de Berlín. Por mucho tiempo fue la segunda capital no declarada de Alemania. Fue así como alentada por los aristócratas, Potsdam se desarrolló como todo lo que Berlín no era. Menos gente, más jardines y palacios, más ocio y más lejanía de todo lo que perturbara esa quietud de los poderosos. Sin embargo, ahora, lejos de aquellos tiempos, su belleza y su embotamiento sirven de atractivo a los turistas que llegan por millares a ver la capital de los palacios prusianos.

Monumento del Holocausto. Al fondo, las Puertas de Brandenburgo. Berlín.


Las diferencias entre estas dos ciudades no pasan sólo porque el reloj pareciera moverse más rápido entre las calles de la capital alemana. Potsdam y Berlín son, después de todo, un continuo temporal. Como si fuesen etapas de una misma vida, uno podría vivir en una u otra ciudad dependiendo de nuestra edad.

Palacio de Marmol a las orillas del Lago Sagrado (Heiliger See).


Calle de Brandenburgo, Potsdam. Al fondo, la Iglesia de San Pedro y San Pablo.


Tienda turca en Gesundbrunnen.


Los parques, los bosques, las calles de adoquines, los animales entre la hierba son el escenario perfecto para una infancia de cuentos, pero real. Una vez que te hayas aburrido de pasear por los senderos de la infancia y consideres a los animales más dignos del zoológico que del bosque, puedes ir a gastar tus horas en las discos berlinesas, ir a las ferias sabatinas llenas de objetos de todos lados y de todos los tiempos, ver cómo las marcas de las guerras ahora son parte del paisaje y que muchas veces pareciera que estás en Turquía o en alguna ciudad oriental. Cuando el cuerpo ya no soporte el vaivén de las calles, querrás la quietud de aquella ciudad tranquila y lejos de todo eso, que ya no es tuyo pero te perteneció. Por ahora, Potsdam me cobija. Mañana veremos dónde nos lleva la vida.


Alrededores de Katerinenforst en Potsdam.


Katerinenforst, uno de los bosques que rodea Potsdam. Al fondo, un ciervo


Nota: Todas las fotos, a excepción de los mapas, fueron sacadas por mí y Nidia Lizama.


jueves, 26 de mayo de 2011

Chronicae Germaniae 2




Desde un país un poco más verde que el nuestro


Tenía la idea de escribirles sobre algún tema más relajado que los anteriores y algo más ad-hoc con el calor que se hace cada vez más presente en Alemania: el nudismo. Pero mientras armaba lo que quería contarles me enteré de la aprobación de Hidroaysén. Así que los piluchos tendrán que esperar.

Sé que a estas alturas es un gesto de buena crianza el decir que estoy en contra de la construcción de 5 represas en la Patagonia y de su subsecuente línea de transmisión que atravesará el país pasando por lugares “protegidos”. También sé que es empalagoso y hasta pedante mencionar cifras detalladas de estudios que no he leído pero de los que he escuchado. Pese a ello, creo que es válido preguntarme, ¿qué estamos haciendo con nuestro país? ¿Somos nosotros los que lo hacemos?

Chile tiene un complejo bipolar. Por un lado, nos sentimos abandonados en una isla perdida en el culo del mundo; pero por otro, y tal vez por lo mismo, somos prepotentes con nuestro entorno y con el lugar en donde habitamos. Sin embargo, aunque podamos odiarnos muchas veces por cómo somos, Chile, como espacio geográfico, está lejos de ser un espacio hostil. Tanto el desierto como los hielos del sur tienen una belleza propia independiente de su beneficio económico. No podemos recaer en la locura de haber cedido parte de la Patagonia a Argentina en el siglo XIX por el poco valor que se le daba a ese territorio. Hoy repetimos el gesto, pero con otro matiz. En vez de regalarlo, ahora lo hacemos pedazos en pos del “desarrollo”.

Alemania es un país pequeño y con mucha más población que Chile y que ha sido arrasado  más de una vez por guerras y políticas devastadoras. Acá se ha instalado en el discurso público y privado una preocupación por el medioambiente. Pero no sólo por una moda, sino por el interés de vivir en un ambiente mejor o, por lo menos, preservar lo que ya se tiene. En Alemania también se han tomado decisiones a espaldas de la población y esto ha llevado a protestas más o menos masivas y constantes en contra de ellas. No hace mucho hubo una movilización generalizada en la ciudad de Stuttgart por un proyecto llamado “Stuttgart 21” que pretende cambiar la dirección de la Estación Central de esa ciudad, debiendo para ello cortar una gran cantidad de árboles de un parque aledaño. La negativa fue tan fuerte y los intereses económico-políticos aun mayores, que hubo una represión sin precedentes en el Estado Federado de Baden-Wüttenberg. Personas “de familia” fueron golpeadas por la policía de manera desproporcionada en relación con el tono de las protestas, lo que llevó a un descontento aun mayor. Finalmente, la población pudo cambiar al gobierno local, pero “Stuttgart 21” todavía puede ser realizado.



Este tipo de manifestaciones se replica a lo largo del país, como en Potsdam, donde vivo, en donde algunos vecinos se han organizado para cambiar las rutas aéreas debido al ruido que producen los aviones. Más que una moda, este tipo de protestas son una defensa de una calidad de vida.

Puede que sea injusto comparar a Chile con un país ya desarrollado como Alemania, pero es importante tener en cuenta cómo se han afrontado los problemas medioambientales. Da lástima pensar en lo que ocurrió con el Parque Intercomunal de La Reina cuando fue dividido para que pasara una calle. Los defensores de esa iniciativa alegaban que era poco el terreno comprometido, pero no se trata de la cantidad, sino del hecho mismo de preferir un progreso vaciado de contenidos humanistas. Finalmente prevaleció esta postura y pese al malestar de algunos vecinos, todo cayó en la indiferencia.

Las autoridades chilenas han decidido que debemos “desarrollarnos”. Pero no nos han dicho para qué, e igualmente importante, quién gana con ese desarrollo. No intento decir que hay que vivir en la selva, como parecer sugerir el Presidente y otros secuaces, cuando manifiesta que no se puede prohibir todo tipo de energía. Esto es una verdad a medias, porque tampoco puede ser en serio que se pretenda realizar un proyecto tan absurdamente gigante y tan invasivo. Dudo mucho que realizando Hidroaysén lleguemos a ser tan desarrollados como Estados Unidos. Y si llegáramos a serlo, habría que tener en cuenta que pese a su riqueza, es un país lleno de pobreza.

Hay personas que les debe dar lo mismo que se haga Hidroaysén porque no han estado ahí, o están a favor porque es necesario el trabajo o la energía. Como valores abstractos, sin duda que son necesarios. Pero, ¿cuánta gente trabajará y por cuánto tiempo? ¿Será el vecino de un pueblo pequeño el que contraten como especialista en redes eléctricas? Lo dudo. En Lota quisieron hacer un parque industrial teniendo en mente la contratación de personas del lugar. Pese a ello, todo se malogró porque se necesitaba personal calificado y terminaron esos puestos en manos de gente venida de Santiago. 

En Alemania, pese al avance tecnológico y  económico, existe una conciencia ecológica que es extraña desde nuestro punto de vista. Desde el preferir la comida “bio” (sin elementos artificiales) hasta la energía limpia. Para nosotros, la naturaleza está “allá”, siempre lejos. Los bosques están en el sur y los ríos puros son cosas que sólo podemos imaginarnos. En Alemania los parques y bosques están en la ciudad. Para nosotros la naturaleza siempre está lejos. Por eso o se le valora o se le ignora. Yo prefiero valorarla porque es escasa.

Los frutos del progreso son prometidos para todos, pero sólo pocos los disfrutan. Según este modelo, es necesario derribar lo que sea en pos del crecimiento. Pero esta energía es para las mineras. ¿Qué ganamos con eso? ¿Es para nosotros esa riqueza?  Si el resultado de todo eso fuera en realidad “para todos”, el desastre “podría” valer la pena. Pero ni eso. Estamos en un punto en que Chile podría optar por formas alternativas de energía. Se entiende que son más caras y menos inmediatas en cuanto a su puesta en práctica, pero sí más limpias y menos invasivas. Y como están las cosas en el mundo esto es lo que debiera primar.

En Alemania ha habido una preocupación fuerte desde hace años al respecto. Aunque este país tiene muchos ríos, no tienen mucha pendiente y las represas no tienen las dimensiones de las que se pretenden en Chile. Es verdad que acá existen plantas nucleares, pero con lo de Fukushima se ha redoblado la presión para su cierre progresivo. El lema Atomkraft? Nein, Danke! se ha instalado en la conciencia político-social desde hace años y los sectores políticos con tendencias más ecologistas como Büdnis 90/Die Grünen tienen cada vez más representación.

¿Energía atómica? No, gracias.

 Es por esta conciencia pública hacia el tema que desde hace varios años se vienen desarrollado otras formas alternativas de energía. Es común ver parque eólicos a las afueras de las ciudades y no es raro ver casas con paneles solares. Incluso, pese a no tener volcanes, existe en algunas zonas plantas geotérmicas. En Chile tenemos mejores condiciones para el uso de estos tipos de energía. No se hacen porque a los poderosos no les convienen. ¿Les favorecería que las personas particulares no tuvieran que pagar la luz porque tienen paneles solares? Son caros, es verdad, pero, ¿por qué entonces no ha habido un programa de subsidio aunque sea en zonas remotas con escaso acceso energético? La independencia energética es su temor.
 
Algunos han dicho que la energía de estas fuentes limpias no es suficiente para la demanda de energía. Sin embargo, ¿quién la necesita?  Los intereses de las mineras no son los intereses de los particulares. Esas ganancias sólo llegan a los chilenos muy indirectamente. Ellos se llevan la energía y la riqueza. A nosotros nos dejan los hoyos y el desastre.

Estamos en un momento en que Chile debe escoger estas energías más limpias y menos invasivas al ambiente. La rapidez de la ambición ha hecho que en la práctica se opte por termoeléctricas y ahora por gigantes deformes como Hidroaysén. Se nos promete el progreso, pero no se nos dice cómo es. Se asume que tendremos de todo y que para alcanzarlo a veces hay que ensuciar a cambio de los dólares. China es hoy ese modelo. Pero dudo que Chile, aunque llegara a ensuciar tanto, llegue a ser como China. ¿Y sería bueno ser como ellos? Nuestras aspiraciones debieran ser más aterrizadas. Noruega o Finlandia comenzaron el s. XX con niveles de prosperidad parecido al chileno y hoy cuentan con un sistema social envidiable incluso para los alemanes y otros países del “primer mundo”.

Estamos despedazando el país por promesas vacías. La naturaleza es nuestro patrimonio. El dinero, se lo llevan los poderosos.


Chronicae Germaniae 1




Desde un país con tulipanes y huevos de colores en los jardines


Como tantas otras familias en Chile, la mía es católica “a su manera”. Por eso la “Semana Santa” es para mí más huevos de chocolate que la pasión de Cristo. Y esa no es una queja. Eso me mantuvo en el lado de la magia y no de la tortura con fines divinos. La televisión era (y tal vez siga siendo) una sucesión de películas bíblicas y romanas antiguas, en donde Cristo tiene los ojos azules. En los terminales la gente intenta escapar de Santiago y se queja de los precios de los pasajes y en el mercado, lo hace por los pescados. Los feriados se prestan para ritos cotidianos. El tiempo divino se ha transformado en un espacio para el descanso y que muchas veces está plagado de sinsabores. Una rueda puede girar sin sentido y gastarse.

Jesus de Nazaret (Zeffirelli)

En Alemania, “Semana Santa” coincide en parte con el inicio de la primavera. Después de haber vivido un invierno monocromático de nieve sobre nieve, con ríos y lagos congelados, de parques sepultados sobre un blanco marmóreo, después de días que acaban a las cuatro de la tarde, las ramas que parecían dedos de cadáveres se pueblan de brotes, el pasto reverdece y pueden verse las flores silvestres. Las casas se adornan de tulipanes y narcisos, y por estas fechas cuelgan huevos pintados en las ramas de los árboles en el jardín. “Semana Santa” huele aquí más a exaltación de la naturaleza que a religionismo. Más adelante hablaré de la religión en Alemania. Por ahora, basta saber que vivo en el nororiente de este país, que significa estar en una zona mayoritariamente protestante que por cuarenta años fue parte de un Estado ateo. Pero independientemente de los credos, hay aquí una acentuación de la vida. Algo contraproducente teniendo en cuenta cómo se llama aquí a la “Semana Santa”.

Potsdam en primavera


Uno acostumbra a creer que las palabras tienen una correspondencia total en otros idiomas y por eso uno estaría tentado a traducir “Semana Santa” por “Heilige Woche”. Pero las traducciones no son siempre correctas y pueden  perdernos. En Alemania se le llama en realidad “Karwoche”. Si se le pidiera a un alemán que explicara qué significa, probablemente, sólo sabría mencionar su uso, pero no su origen. Supongo que eso nos pasa también en muchas cosas. ¿Pero  por qué sería importante todo esto? Karwoche es una palabra antigua y debería traducisrse como “Semana del dolor”, “de la tristeza”. Se entiende que así sea por su sentido cristiano de la muerte y resurrección de Jesús, pero contrasta con el entorno natural. Mientras las palabras mencionan el dolor, el mundo sólo muestra la vida.

El mito del dios muerto y resucitado tiene su correspondencia en la naturaleza. Y detrás de los mensajes religiosos, es fácil ver el paganismo latente. Lamentablemente, en Chile hemos heredado una costumbre sin mucha relación con nuestro entorno natural. No existe esa coincidencia con la primavera y la fecha tiene menos sentido por el bombardeo comercial y el desinterés general. Ni siquiera el fetichismo por el pescado tiene sustento. Hacemos las cosas porque sí. Hemos tomado esta fecha foránea, pero no las hemos resignificado siquiera, tan sólo la hemos gastado. Esperamos los huevitos de chocolate, que será lo único que le dé sabor a ese domingo de tedio.

domingo, 1 de mayo de 2011

Un adiós entrecortado

Gonzalo Rojas (1917-2011)



Hay quien dice que la muerte nunca llega sola. No hace mucho que Gonzalo Rojas había muerto, cuando otro grande se ha ido: Ernesto Sábato. Tenía planeado escribir algo sobre nuestro gran poeta nacional, pero lamentablemente se ha colado otro grande en estas notas sobre la muerte.

No son los primeros grandes que se han ido durante los años que ha vivido mi generación, pero sí son las primeras pérdidas conscientes que he tenido. Algunos podrán alegar por Enrique Lihn o Jorge Teillier, o más recientemente Roberto Bolaño, pero en el caso de los dos primeros, por lo menos yo era muy pequeño siquiera para conocerlos, y en el del último, a diferencia de muchos snobs, no leí nada de él hasta ahora. Sé que es una postura tan snob como la anterior, pero mi punto es que no crecí leyendo a Bolaño, pero sí con Rojas y Sábato, así como a muchos que tal vez no estudiaron literatura, pero que los conocen y los hicieron parte de su vida.

Ernesto Sábato (1911-2011)

En el colegio teníamos lecturas que parecían muertas y sus autores los suponíamos, quizás por lo mismo, idos hace siglos. Pero ellos nos dieron una luz desde la oscuridad y por eso nos acordamos de ellos mucho después de habernos olvidado de esos lastres pedagógicos que poco dicen de la vida. Sabíamos que estaban vivos, dándonos señales en sus libros, pero también desde su vida intelectual e incluso vecinal. Como muchos otros, yo vi a Gonzalo Rojas en diversas lecturas e incluso hablé con él. Habrá quien pueda decir cosas censurables de su vida personal, pero quienes compartimos su lado más público pudimos ver la dedicación hacia su audiencia y hacia los poetas más jóvenes, tanto en los recitales de poesía como en sus paseos por las calles de Chillán. En el caso de Sábato, más de una vez escuché la historia de alguna estudiante universitaria que había viajado a Argentina y tocó su puerta para decirle lo agradecida que estaba por su obra. Creo que a estas alturas debe ser una especie de mito urbano, pero los mitos se basan en verdades. Sujetos extraordinarios viven como uno más de nosotros entre nosotros. Nos hablan de la vida, la muerte y el amor, no desde seguridades, sino desde la duda. Ellos vivirán en sus textos, pero su muerte es la pérdida de esa cotidianidad a la que nos tenían acostumbrados. El relámpago seguirá apareciendo y el túnel tal vez no sea el único ni el más solitario y quizás no tan oscuro. Tan solo es que han compartido con nosotros, porque “entre todos escribimos el libro”.



Agradecimiento por las fotos a:

www.elfracaso.cl/ (por la de Gonzalo Rojas)
www.biografiasyvidas.com (por la de Ernetso Sábato)

lunes, 25 de abril de 2011

Hoy ha muerto Gonzalo Rojas

Lamentablemente ha muerto Gonzalo Rojas, poeta chileno, debido al deterioro que le provocara un accidente cerebro-vascular en febrero.

Se ha ido uno de los mayores poetas contemporáneos de Chile y de lengua hispana en general. Para recordarlo, este poema.



Al Silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría,
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro. 

domingo, 3 de abril de 2011

Por fin la versión en alemán de nuestro blog

Ya está disponible en la red la versión en alemán de este blog. Si están interesados, pueden dar un vistazo al primer artículo "Große Geschichten leiser: "La vida de los peces" (Das Leben der Fische) von Matías Bize" versión de"Grandes historias en voz baja: "La vida de los peces" de Matías Bize".

Que lo disfruten.




viernes, 4 de marzo de 2011

Pronto versión en alemán

Grandes historias en voz baja: "La vida de los peces" de Matías Bize




Uno de los "males" en los que cayó el cine es el discurso maximalista de intentar hablar de los "grandes temas" de una manera grandilocuente. Sin embargo, esto produce una desconexión con la vida cotidiana. Es probable  que un cometa o un asteroide caiga a la tierra, pero las personas se transforman en la escenografía y no en la historia misma. Por eso es tan buena la propuesta de Matías Bize (Sábado, 2002; En la cama, 2005, Lo bueno de llorar, 2006). Sin ser pretencioso, cuenta en voz baja grandes historias de gente común.

Matías Bize
La vida de los peces sigue esa misma línea. Se centra en Andrés (Santiago Cabrera), quien escribe sobre destinos turísticos alrededor del mundo en una revista internacional. Desde hace años vive entre Europa y Chile, pero ha decidido quedarse definitivamente en Berlín. Vuelve al país para cerrar definitivamente una etapa, por lo que decide visitar a sus antiguos amigos en el cumpleaños de uno de ellos: Pablo. Según Andrés, era en los cumpleaños de éste en donde "siempre pasaban las cosas importantes". Y será ese espacio el que posibilite la continuación o el fin de una parte importante de su vida: su relación con Beatriz (Blanca Lewin), el verdadero motivo de su viaje.

Santiago Cabrera (Andrés), Blanca Lewin (Beatriz) y Matías Bize (director)


Yendo de habitación en habitación, Andrés revivirá viejas historias de las que él ya es ajeno. La imagen de una gran pecera dentro de la casa será la metáfora de su situación. Sólo mira desde afuera, pero no nada con el resto. Hay una frontera entre él y los otros. Vidas ajenas a las que está unido sólo por el pasado.


Hay que hacer notar el manejo del espacio que tiene el director, pues enlaza los desplazamientos de Andrés con el descubrimiento personal. Cada cuarto le significará reconstruir parte de su historia y del resto. Desde "afuera" sabrá de las hermanas e hijos de sus amigos, de la nana de la casa, de Francisco el amigo muerto del que no se saben detalles, pero que, como él, ha quedado suspendido en el pasado. Con este paralelismo, se resalta la figura "fantasmal" de Andrés, quien vuelve del pasado sólo para ver lo etéreo de su situación entre aquellas personas.


Al encontrarse con Beatriz Andrés intentará lo que muchos han pensado hacer en algún momento: volver con un antiguo amor inconcluso. En ese impulso intentará retomar lo que había dejado y hacer realidad "lo que pudo ser". En ese equilibrio inestable de lo posible y lo real en una situación cotidiana la película gana una fuerza íntima que guardará su respuesta hasta la última escena.




Página oficial de la película: 
www.lavidadelospeces.cl/



Agradecimiento por las fotos a :

www.lavidadelospeces.cl/
Facultad de Comunicaciones de la UDD 
Walabi.cl

miércoles, 23 de febrero de 2011

Arthur Schopenhauer hablando sobre "la verdad" y los "intereses" (voluntad).


 "Amor y odio falsifican totalmente nuestros juicios; vemos solo defectos en nuestros enemigos, excelencia en aquellos que amamos... Una influencia similar ejercen nuestros intereses, de cualquier clase que sean, sobre nuestro juicio; lo que se opone a nuestros intereses lo juzgamos injusto y abominable. De aquí todos los prejuicios (de clase, profesionales, de sectas, de la religión). Toda hipótesis querida nos provee ojos claros para ver todo aquello que la confirma y nos vuelve ciegos a todo lo que se le opone. Nuestra inteligencia se permite estar fascinada y alucinada por el fantasma de nuestras inclinaciones."

Fragmento de El mundo como voluntad y representación